La pérdida auditiva no tratada puede terminar afectando a la salud mental de quien la sufre, ya que puede dificultar sus relaciones en el ámbito social, familiar y laboral y terminar causándole aislamiento y depresión.
Lo cierto es que las personas con pérdida auditiva tienen que realizar un mayor esfuerzo mental para seguir la escena sonora, tienen más problemas para orientarse y obtener información de su alrededor y, por lo tanto, ante la dificultad para seguir conversaciones, tienen más riesgo de sufrir ese aislamiento social y depresión. “Son personas a las que les cansa y les estresa socializar, por lo que evitan las relaciones sociales y prefieren quedarse en casa”, señala José Luis Blanco, jefe de audiología de Oticon.
En cuanto a los factores que contribuyen a la pérdida auditiva, encontramos tanto el envejecimiento como la exposición crónica a los ruidos fuertes, los cuales pueden acabar dañando el oído interno. Las infecciones en el oído medio o externo y bultos anormales o tumores en los huesos también pueden causar pérdida de audición. La rotura del tímpano o el exceso de cera son otras causas que pueden reducir la capacidad de los oídos de captar los sonidos.
Pérdida gradual
Cuando existe pérdida auditiva, el sonido desaparece de forma gradual. Por ello, es posible que quien la sufre no se dé cuenta. “Muchas personas llegan ya cuando la pérdida auditiva es demasiado manifiesta y realmente representa un problema para su vida diaria. Es fundamental prestar atención a los primeros indicios y no dejarlos pasar. El problema es que todavía cuesta mucho reconocer que se tienen dificultades para oír porque se asocia con hacerse mayor o porque da vergüenza”, explica Blanco.
Hay una serie de indicios que pueden ayudar a identificar cuando una persona tiene problemas de audición: si se queja de que todo el mundo a su alrededor murmura, si no oye cuando le llaman por detrás o desde otra habitación, si tiene dificultades para entender en entornos ruidosos, si está más callada o reservada de lo normal en reuniones sociales, si necesita subir mucho el volumen de la radio o la televisión o si se pierde diálogos cuando va al teatro, al cine o en otros lugares.
“Si vemos estos signos en algún familiar o amigo debemos animarle a hacerse una sencilla prueba de audición que dura menos de una hora. Tenemos que hacerle entender que podrá encontrar una solución a su problema y que cuanto antes ponga el remedio, mejor será el resultado", señala Blanco.
Tratamiento con audífonos
Hay que tener en cuenta que, en más del 90% de los casos de pérdida auditiva, los audífonos son el mejor tratamiento y pueden mejorar la calidad de vida de quien la sufre y de su familia. Un estudio de Eurotrack concluye, además, que las personas que corrigen la pérdida auditiva con audífonos tienen menos riesgo de tener depresión que aquellas que no los usan.
También se pueden seguir una serie de hábitos para facilitarle la comunicación a la persona que tiene dificultad para oír. Atraer la atención del interlocutor para que pueda mirarle y centrarse en lo que está diciendo, hablar de forma clara y sin gritar, facilitar que la otra persona pueda interpretar la expresión facial, no hablar mientras se come, reducir el ruido de fondo, bajar el volumen de la música o el televisor para poder hablar con tranquilidad e intentar no interrumpirse son prácticas que pueden ayudarle, y mucho, a la hora de comunicarse.