El debut olímpico del 'skate' dejó algo más que imágenes impactantes, fotografías plásticas y jóvenes campeones, sino una reflexión sobre la amistad y el respeto en el entorno ultracompetitivo del deporte profesional, protagonizada por los tres medallistas de la categoría 'park': el campeón australiano Keegan Palmer, el brasileño Pedro Barros y el estadounidense Cory Juneau.
Palmer, primer campeón olímpico de esta disciplina en la historia a sus apenas 18 años, logró el oro con un mejor ejercicio de 95,83 puntos en una final que dominó desde el inicio, con una primera salida de 94,04.
Su triunfo fue, a juzgar por las notas de los jueces, indiscutible. Barros recibió 86,14 puntos en la mejor presentación de sus tres intentos y Juneau, que arrebató a Danny León el pase a la final con el octavo mejor puesto, logró el bronce con 84,13 puntos en su mejor bajada al 'bowl' olímpico.
Sin embargo, si algo llamó la atención durante la final es que, cuando el brasileño Luiz Francisco, cuarto en la clasificación final, se cayó de su monopatín en su tercer intento en búsqueda de la medalla y pateó su casco como si de un balón se tratara, Palmer bajó inmediatamente a abrazarlo entre aplausos de sus compañeros.
Antes, Barros, sabedor de que tenía una última oportunidad de mejorar la puntuación de Palmer para aspirar al oro, intentó un salto altísimo con giro en cuyo aterrizaje se cayó. En aquel momento, que habría justificado un gesto de rabia o desagrado en cualquier competición, sonrió, saludó a las gradas y señaló al australiano Palmer, en reconocimiento al ganador.
Fueron solo algunas notas de otros muchos abrazos compartidos entre competidores de diferentes nacionalidades, de aplausos cuando una maniobra de mérito era bien ejecutada, de gritos de ánimo entre rivales cuando un compañero fallaba al intentar un salto.
Lo había adelantado antes de la final, Danny León, al que una última gran maniobra de Juneau le dejó noveno de la fase clasificatoria y le privó de disputar la final por las medallas.
"Esto con gente hubiera sido un espectáculo, lo veis con gente y pasáis del atletismo, porque el skate, yo me quedo noveno y me da igual, los ocho de la final son mis amigos y me iría a tomar una cerveza con ellos. Es lo bueno del skate, que somos amigos, la gente aplaude, no hay esa rivalidad" aseguró.
En un terreno como los Juegos Olímpicos en el que el orgullo de cada nación tiene su papel, para los 'skaters' esta conversación está fuera de lugar. "No tenemos naciones, todos somos 'skaters', nos queremos, nos animamos.
Hoy estábamos disfrutando del skate de todos, no estábamos patinando solo para nosotros, sino para todos", agregó Jaime Mateu, que acabó décimo.
TRES AMIGOS EN EL PODIO
Palmer, Barros y Juneau recibieron las medallas y llegaron entre aplausos a la sala de prensa. Lejos de cualquier competitividad, el ganador del oro elogió a sus compañeros. "Es un gran honor estar sentado al lado de estos dos chicos que son ídolos para mí, con una medalla de oro en el cuello", aseguró.
"En un escenario como este, en los Juegos, no estáis acostumbrados a ver gente animarse entre sí como nosotros. Estos son mis mejores amigos, buscamos cada momento para vernos juntos, son momentos de gran alegría. Hoy es magia, no solo porque tengo una medalla al cuello, sino porque somos un grupo de chicos, que es como nos veía la sociedad hace unos años, que estamos haciendo historia, convirtiendo el deporte en algo mejor", añadió Barros.
Remató Juneau: "Somos apasionados de esto porque lo amamos, no porque lo consideremos un deporte o un hobby, es un estilo de vida, somos amigos, nos animamos unos a otros, es un gran honor estar en este podio junto a estos tipos, me inspiran", dijo. A continuación, Palmer arrancó un aplauso seguido por toda la rueda de prensa.
EL FUTURO OLÍMPICO DEL SKATE
La llegada del 'skate' a los Juegos generó suspicacias en ambos sentidos, desde el deporte tradicional hasta las comunidades vinculadas al mundo del monopatín, que veían la cita olímpica como algo ajeno.
Sin embargo, para Palmer, los Juegos serán positivos para su disciplina. "Creo que a ser un impulso para el skate en los próximos años".
Continuó Barros: "Espero que esto nos dé más estructura, más pistas de skate, más skate para las casas de los niños que no tienen condiciones, más unión en nuestra comunidad. Lo que daremos a las Olimpiadas, no lo sé, lo sabremos cuando acaben", añadió el brasileño.
La conferencia fue tan inusual que cuando la moderadora preguntó a los tres medallistas por sus objetivos en el futuro, una pregunta habitual en el mundo del deporte, ninguno habló de victorias y de metas. "No sé, creo que voy a intentar acabar el colegio", dijo Palmer a sus 18 años. Juneau habló de viajar y poner en marcha diseños, y Barros de proyectos sociales.
Los tres coincidieron en que el monopatín tiene futuro en los Juegos."Creo que en los Juegos el skate va a ser uno de los deportes principales, porque tiene mucha creatividad, es muy diferente al resto y eso lo hace muy especial", aseguró Palmer.
"En otros años no veía mucho los Juegos porque el skate o el surf, no estaban. Ahora hemos visto en muchos países a la gente parar para seguir estos juegos, y es algo bonito porque los Juegos son especiales, dan un mensaje muy bonito, y creo que el skate puede dar un significado especial a este evento", añadió Barros.
Entre bromas, los tres amigos acabaron su momento ante los medios de comunicación tras llevar su disciplina al máximo escenario del deporte mundial. A la excelencia deportiva y la espectacularidad plástica añadieron un elemento, la fraternidad, de lo que podrían aprender muchos competidores en estos Juegos Olímpicos.