Tres maneras de contar una historia de exclusión social invisibilizada por la sociedad

Montxo Rejano tenía 50 años cuando por un accidente laboral su vida cambió por completo. Tras haberse ido a Sudamérica con 23 años viajando por diferentes países, se estableció en Navarra y en 2009 el sistema le arrastró hacia la alta exclusión social. Se vio obligado a vivir en una “sociedad sumergida” como indigente hasta que varios años más tarde consiguió salir. Ahora quiere hacer uso de su experiencia para visibilizar la situación en la que viven miles de personas. Con este objetivo presenta junto a su equipo hoy a las 19.00 en Civican el proyecto El que no ve.

Se trata de un trabajo transversal que cuenta con un libro autobiográfico escrito por Montxo, un cortometraje documental dirigido por Natxo Leuza y una exposición de Fermín Urdároz.

“Es un libro escrito en la tormenta, una historia vivida en propia carne”, explica el autor. En él cuenta su experiencia viviendo en la exclusión social durante casi 15 años y aporta posibles vías para atajar este problema. Montxo defiende que “hay que trasmitir este mensaje para que la sociedad cambie a una visión de menos rechazo. No somos monstruos simplemente nos han declarado sobrantes por una serie de estructuras que ellos mismos han hecho.” Tanto el protagonista como el resto del equipo recuerdan que no son situaciones aisladas sino que nos puede pasar a cualquiera. Hay un alto porcentaje de la sociedad que vive en una fina línea de perder el trabajo o una familia de prescindir de un sueldo y caer en “un rodillo que puede atrapar a cualquiera” y por eso mismo son necesarias estas obras.

NO PERDER LA ESPERANZA

Durante los años que ha vivido en la indigencia ha tenido que hacer frente a todo tipo de problemas pero, a pesar de la dureza de la situación, asegura que nunca ha perdido las ganas de esforzarse por salir de ahí. Algo que no es tan fácil de mantener. “Preguntaban a los que estaban conmigo en el banco con el tetrabrick y me contestaban que de aquí no se sale. Hay quien rechaza las ayudas porque les han convencido que no pueden volver a su vida”, cuenta Montxo. Él nunca se ha rendido y reconoce que eso le ha causado mucho sufrimiento. Un dolor que le llevó a recurrir al alcohol y las pastillas para mitigarlo aunque no se puede escapar de “un dolor que te llega al alma”.

A pesar de referirse a este colectivo como “sociedad sumergida” o “rechazados por la sociedad”, defiende que la culpa no recae en la sociedad, que vive presionada. Todo el mundo tiene su problemas y la sociedad vive al límite mental. Montxo recuerda la diferenciación entre culpa y responsabilidad y señala a un sistema creado para que esta situación exista y sin ninguna intención de erradicarla. “Las ayudas que hay ahora mismo son migajas. No hay voluntad de crear verdaderas herramientas porque la política no tiene conciencia moral”, critica.

Montxo Rejano en un fragmento del documental dirigido por Natxo Leuza.

Otro aspecto que ejerce presión y culpabiliza a quien en realidad es víctima es el discurso del esfuerzo y la voluntad. “Yo nunca he dejado de intentarlo pero eso no significa que todo el que lo intente lo consiga”, asegura. Para poder revertir una situación “aniquiladora contra ti mismo” hace falta mucho valor y algo de suerte.

Para Montxo ese momento llegó cuando conoció el comedor social París 365, al que acudió durante cuatro años. Cuando fue la primera vez llevaba años viviendo en la indigencia, había perdido 31 kilos y tenía “la cabeza rota” y gracias a la ayuda de distintas personas se abrió una grieta en el muro que llevaba tanto tiempo atormentándole. “Lo primero fue comer en plato y luego el sentirte valorado. Poco a poco vas amueblando la cabeza y empiezas a vislumbrar a aquel Montxo que fuiste”, recuerda.

UN PROYECTO TRANSVERSAL

Un día en el comedor uno de los voluntarios le habló de Natxo Leuza y de la idea de hacer un documental. Se conocieron y estuvieron durante dos años con reuniones sobre el proyecto. El autor del libro confiesa que fue algo complicado ya que “llevaba una mochila dentro de que hablaba muy poco y estaba un poco escéptico”. Sin embargo, conectaron enseguida y el proyecto empezó a fluir. Durante esos dos años Montxo compartía textos con Natxo y este le animó para escribir un libro y contar su historia. Él nunca había escrito y para todos es algo complicado a la par que exigente. Recuerda que fue muy difícil escribir su autobiografía ya que tuvo que “volver a vivir experiencias y recordar al detalle lo que quería dejar atrás”.

Durante la elaboración del proyecto contactaron con Fermín Urdároz para realizar las ilustraciones del libro. El artista explica que no tienen el objetivo de “autorretratar al personaje sino de trasmitir las sensaciones de caída, hundimiento o estar en la zona invisible” de las que habla Montxo en el libro. “El sistema quiere dividir y busca que los que considera normales no vean a los otros sectores y se conviertan en invisibles”, critica el artista. Debido a la fuerza de las ilustraciones decidieron crear una exposición con ellas. De esta manera, la idea inicial se convirtió en un proyecto transversal formado por un libro, un cortometraje documental y una exposición. Tres obras homónimas creadas con el objetivo de visibilizar al colectivo que se encuentra en exclusión social a través de la historia de Montxo.

El autor del libro reconoce que siente una gran responsabilidad al contar su mensaje. De la mano de La Imprenta, la editorial de la publicación, acudió a la Feria del Libro de Madrid donde firmó libros y pudo conversar con algunos lectores. “Mientras estaba ahí pensaba que no estaba yo solo, que somos miles”, cuenta emocionado. Ahora el plan es divulgar las obras, Juan San Martín forma parte de la Productora 601 y explica que la intención mover el cortometraje por distintos festivales a la vez que promocionen el libro y el documental junto al autor. “Montxo tiene que contar su historia, tiene mucha fuerza”, asegura. Otro participante en este proyecto es un gran amigo del protagonista, Paco Roda. Es trabajador social y ha estado 8 años junto a Montxo. Ahora, orgulloso, ha escrito el prólogo del libro. En medio de toda la vorágine, es capaz de parar y apreciar el cambio de Montxo. “Con este proyecto ha hecho terapia sin querer”, asegura. Ha tenido que sufrir años muy duros para llegar a esta terapia y alcanzar la zona visible de la sociedad para defender a quienes no viven en ella.