"Si con uno de los personajes sufres, te emocionas, ríes, sientes... mi objetivo estará cumplido". En tierra de amapolas (Olé Libros) lleva unas semanas intentando conseguir esa meta con cada una de las personas que ya se han encontrado con la primera novela de Tania Lagunilla. Son los primeros pasos de una publicación que este viernes vive su presentación oficial, una cita con el público que se va a producir a partir de las 18.30 horas en Elkar.
Va a ser una buena ocasión para poder adentrarse junto a la escritora vitoriana en algunos de los secretos que guarda esta historia que lleva a los lectores a finales del siglo XIX, a un pueblo del que la joven Carla tiene que escapar al ser acusada de manera injusta de la muerte del cura de la localidad. Lo cierto es que parece no tener muchas formas de defenderse en un lugar dominado por un alcalde corrupto y dominante. A partir de ahí... lo que sucede queda en manos de quienes se asomen a estas páginas.
Se puede contar, eso sí, que son dos los ejes que van marcando el desarrollo de la novela. Por un lado, la intención de la autora de subrayar esa "capacidad de superación, de tirar hacia delante, de sobreponerse que creo que tenemos todos", aunque a veces no lo parezca. Por otro, la idea de la escritora es poner el foco en las mujeres. Por eso ellas son protagonistas. "Ahora parece que si defiendes a la mujer, vas contra el hombre. Ni mucho menos. Simplemente es un homenaje que quiero hacer a las mujeres".
Así, junto a la joven Carla aparecen dos protagonistas esenciales en la trama. "Se enfrentan a tres vidas totalmente diferentes", más allá de que sus caminos están entrelazados. "He leído muchos libros muy vendidos con tramas en teoría muy buenas con los que no he conectado; no ha habido manera de empatizar con los personajes. Así que quiero que este libro toque, que el lector empatice, que cuando un personaje sienta, tú sientas".
Con la publicación de En tierra de amapolas se completa un camino que, como tantos otros, se inició en el arranque de la pandemia. "Soy una gran lectora y pensé que igual no estaría mal intentar ponerme al otro lado. Creí que iba a durar dos minutos, pero me encantó el nuevo mundo que descubrí". Un año después, el libro estaba terminado. "Disfruté muchísimo el proceso de la escritura. No lo sabía antes, pero resulta que tenía y tengo necesidad de escribir".
Llegó el momento de encontrar editorial-"no sé ni cuántos mails mandé"-, de recibir varias respuestas afirmativas, de elegir y, desde el pasado mes de septiembre, de ver su libro hecho realidad. "Todavía no me lo creo; es una mezcla de sensaciones y no acabo de asimilar del todo lo que está pasando". Pero lo cierto es que su primera novela camina ya sola.
Mientras acompaña estos primeros pasos con la presentación de esta tarde, Lagunilla tiene la mente ya puesta en el próximo libro. Tal vez cueste algo más encontrar huecos libres en la agenda que en los tiempos del confinamiento, pero la lectora ha cruzado al otro lado del espejo y ya no hay vuelta atrás.