No, a la Real no le faltó actitud en Vigo. Ante el Celta jugó simplemente un mal partido de fútbol, algo que respondió a un cúmulo de circunstancias: el rival se desenvolvió de forma sobresaliente, las bajas de última hora hicieron mucha pupa, y además Imanol no terminó de acertar a la hora de ajustar a los suyos en defensa. Turrientes no es Zubimendi, sobre todo cuando el planteamiento inicial, con Martin de titular, implicaba para el pivote txuri-urdin de turno convertirse en un zaguero más al atacar el adversario. Esa presencia del beasaindarra como tercer central llamó la atención en clave negativa, por todo lo que sufrió Beñat ahí con el local Alfon, pero en realidad únicamente supuso un pequeño botón de muestra, puntual, respecto a un panorama bastante más general. El fútbol evoluciona. Los duelos individuales cobran cada vez mayor importancia en el juego. Y ahí los nuestros tienen deberes a futuro.
Lo que está pasando
La tendencia global va poco a poco calando también al sur de los Pirineos, antaño coto de los repliegues y de ritmos más bajos. Mientras en casi toda Europa se avanzaba ya a golpe de presiones altas y partidos de corte súper físico, la Liga española permanecía anclada en el pasado mediante encuentros en los que sucedían menos cosas. Ahora, en cambio, la propia Real significa sólo uno de los numerosos exponentes aperturistas que conviven en el campeonato. Ya no es tan raro que los txuri-urdin se encuentren un domingo cualquiera con un contrincante que les aprieta a pares. El mismo Celta por ejemplo. Y ante contextos semejantes, con marcas al hombre por todo el campo y sin futbolistas libres sobre el verde para recibir el balón, pasan a adquirir muchísima relevancia esas disputas por los esféricos divididos. Ahí, repito, existen deberes pendientes en clave txuri-urdin. Arriba y abajo.
En Balaídos
Dice la frase hecha que en el fútbol, cuando vienen mal dadas, lo fácil reside en acordarse de quienes no están. Y yo comparto que recurrimos con demasiada frecuencia a la excusa de las bajas. Sin embargo, si nos ceñimos al Celta-Real del sábado en Vigo, resulta inevitable echar de menos a Aguerd y Zubimendi. No creo que fallara en Balaídos la presión blanquiazul, con Oyarzabal, Barrene y Sergio apretando con fuerza en primera línea, y con Aramburu y Aihen lanzándose agresivos a por los carrileros locales... En cambio, el equipo sí se mostró especialmente débil en los duelos propiciados por el juego a menudo directo del rival. Borja superó a Pacheco. Alfon a Turrientes. Y por ahí comenzó a entenderse la derrota de una Real cuyas dos principales bajas no apuntan a graves en el corto plazo pero sí resultan preocupantes para el largo. Nayef y Martin se recuperarán rápido. Pero parece complicado tenerles en la plantilla el próximo curso...
¿Y arriba qué?
Cuando dos equipos se lanzan a la yugular el uno del otro, cosa que sucede cada vez con mayor frecuencia, tienes que imponerte atrás si el adversario juega directo, y necesitas también soluciones para superar el impetuoso bloque alto de tu rival. En este último sentido, la Real no anda precisamente sobrada, y depende en gran medida de lo que sus jugadores acierten a progresar arriesgando en corto desde Remiro. ¿Balones largos al espacio? Sólo Becker y Óskarsson son rápidos para amenazar en profundidad, pero a día de hoy se quedan cortos para aportar algo más. ¿Envíos bombeados hacia un punta que te ilumine? Imposible, porque ese delantero no lo tenemos: Willian José está en el Spartak de Moscú y Sorloth, en el Atlético.
El mercado
Brasileño y noruego son historia, igual que se marcharon este pasado verano Merino y Le Normand, e igual que peligra seriamente la continuidad de Zubimendi y Aguerd. Sin los que ya se fueron y sin los que pueden irse, el primer verano como mandamás de Erik Bretos apunta a convertirse en una búsqueda clave de futbolistas ásperos que se ajusten al perfil general de lo pretendido y que además hagan de la Real un equipo ganador de disputas. Lo ha sido durante los últimos años. Y no puede seguir perdiéndolo.
CUIDADO CON HACER FOTOS FIJAS
Cualquier temporada futbolística resulta larga y muy expuesta a los vaivenes. Así lo dicta la propia naturaleza del fútbol, por lo que debemos tener mucho cuidado a la hora de hacer fotos fijas durante una campaña. Ni ganar al Barcelona significó en noviembre que la Real era candidata al título ni obtener ahora un solo punto ante Las Palmas y Celta quiere decir que los txuri-urdin sean únicamente un equipo de mitad de tabla. Lo de Vigo dolió por excepcional: llevábamos mucho tiempo sin ver al equipo así de zarandeado. Pero precisamente por ello, porque asistimos a algo excepcional, cabe evitar trasladar esos 90 minutos a la Liga en su conjunto. Una mala actuación no resulta por sí sola sinónimo de irregularidad. Esperemos a próximos compromisos y veamos si los partidos así se repiten en el tiempo. No deberían...
CONFIRMADA LA PEOR PRIMERA VUELTA CON IMANOL
A la Real le queda un solo partido para alcanzar el ecuador del campeonato liguero. Debe recibir al Villarreal (lunes 13 de enero) para cerrar la primera vuelta y de momento suma 25 puntos, una cifra que le imposibilita ya igualar al menos cualquiera de las otras cinco firmadas con Imanol en el banquillo. La peor de todas correspondía a la temporada 2020-21, e implicó entonces completar la primera mitad del torneo con 30 puntos en la buchaca. Continuar ahora con opciones de mejorar esta última estadística exigía al equipo ganar este sábado en Vigo, pero la derrota de Balaídos acabó ya con todas las opciones. Con el oriotarra a los mandos, las primeras vueltas en Liga se han saldado (por este orden) con la suma de 31, 30, 32, 39 y 32 puntos. Esta, mientras, acabará con 25, 26 o 28.