No sé cómo funcionará la cosa hoy en día pero, cuando un servidor cursó la carrera de Periodismo, una de las asignaturas del primer año era la de Literatura. Recuerdo que el profesor, defensor acérrimo de la lectura, lamentaba clase sí y clase también el uso doméstico que, a su juicio, la gente hace de los libros. "Los compra por metros. Da igual el género. Da igual el autor. Solo los quiere como complemento para las estanterías de casa. Para que queden bonitas". Resultaba habitual que el profesor se viniera arriba y simulara una conversación entre comprador y vendedor, en una librería cualquiera. "Buenas tardes, quería llevarme unos seis libros". "¿Cuáles?". "Me da igual. Pero quiero que me llenen un espacio de 80 centímetros". Agosto sí y agosto también, cuando el mercado de fichajes toca a su fin, me vienen a la memoria aquellas sesiones universitarias y lo que en ellas se decía.
La preguntita
En la playa. En la piscina. En el parque. Con la familia. Con los amigos. Con conocidos. No hay conversación en la que no surja el monotema. "Hacen falta jugadores en este puesto y en el otro. ¿Tú ficharías?". Yo siempre respondo lo mismo. "¿Pero a quién?". Con los refuerzos pasa lo mismo que con los libros: la gente los pide a peso, y casi que le da lo mismo la identidad y las características del nuevo contratado.
La casa blanca
Nunca me habría imaginado a mí mismo poniendo al Real Madrid como ejemplo a este respecto, pero hay alguien ahí dentro que está gestionando muy bien los asuntos de mercado, lejos ya del ímpetu pagador que mostraba antaño Florentino para incorporar galácticos. El pasado verano se fue Benzema y para relevarle querían a Mbappé, pero sacar a este del PSG costaba un pastizal y prefirieron esperar un añito con Vinicius y Rodrygo en punta, más el exitoso parche low cost de Joselu. Ahora, mientras, han visto marcharse a Nacho, cuyo relevo también tenían muy claro: Leny Yoro, un joven central del Lille. Cuando todo parecía hecho, el Manchester United ha pagado una millonada por el defensa galo y en la casa blanca tampoco se han vuelto muy locos. Ni han entrado en la puja, ni han fichado a otro futbolista para la demarcación. Querían a ese. Y, como no ha podido ser, tiran con lo que hay.
El momento de la Real
Vivimos ahora días importantes en clave txuri-urdin. Apenas restan tres para que se cierre el mercado de fichajes, un epílogo que la Real Sociedad encara con dos objetivos no necesariamente reñidos: el club tiene que apuntalar la mejor plantilla posible, pero al mismo tiempo no debe perder la perspectiva, manteniéndose fiel a los perfiles buscados y a los parámetros que marca la economía de la entidad. La semana pasada, durante la presentación de Sucic y de Sergio Gómez, Aperribay fue muy claro. Se quiere incorporar a un central veterano que acompañe el crecimiento de Pacheco y de Jon Martín. Y se pretende asimismo contratar a un punta joven que se foguee en el fútbol de primer nivel desde la tranquilidad de tener delante a Oyarzabal. Supongo que en las oficinas manejarán ya una lista reducida de futuribles a los que tirar la caña. Yo pido a los rectores, para empezar, que se esfuercen en traer a ese o a esos futbolistas que potenciarán el equipo según lo que ellos entienden más aprovechable. Pero me parece igualmente importante no moverse con prisas ni urgencias ante la cercanía del cierre. Si los que queremos no se ponen a tiro, es mejor no fichar que gastar por gastar. Porque, en las estanterías txuri-urdin, los libros están para leerlos. Luego gustarán o no.
El sábado, análisis
Hablando de libros, el presidente también ha dicho que en el club están empezando a escribir uno, abriendo así un nuevo ciclo sin que realmente supiéramos que el anterior había acabado ya. ¿Será Europa de nuevo el objetivo? ¿Tendremos que bajar el listón de la exigencia? Las respuestas definitivas habrá que darlas el sábado por la mañana, con la plantilla cerrada y el panorama completo. Calibraremos entonces nuestras expectativas, trataremos de adecuarlas al contexto y nos propondremos conservar esa vara de medir a lo largo de toda la temporada, pese a la alegría de cada victoria y a la frustración de cada derrota.
DOS PRIMERAS JORNADAS: PEORES SENSACIONES, MEJORES NÚMEROS
Es muy pronto aún. Atravesamos una fase de la temporada, la previa al primer parón internacional, de la que no procede sacar conclusiones. Y ahí está la pasada campaña de la Real a modo de ejemplo. Hace un año, a estas mismas alturas de la Liga, el cuadro txuri-urdin solo sumaba dos puntos tras empatar en casa contra Girona (1-1) y Celta (1-1). Luego enseguida carburó, hasta el punto de que firmó en septiembre, octubre y noviembre sus mejores partidos del curso. Ganando este sábado en el campo del Espanyol, el actual equipo de Imanol adelantó al del pasado ejercicio: tres puntos en 2024 por los dos de 2023. ¿Sensaciones? No nos engañemos: resultan peores las del presente campeonato. Pero el recordatorio viene a cuento, principalmente, para subrayar que esto no ha hecho más que empezar.
LA CELEBRACIÓN DE KUBO: FRUSTRADO PERO ENTREGADO A LA CAUSA
Los últimos meses de Kubo no habían sido los mejores. Y sin embargo cuesta recordar, durante todo este tiempo, alguna crítica injusta o desmedida. Parece que su celebración iba dirigida a un sector de la grada local desde el que le habían dicho de todo. Sobró aun así. Dicho esto, hablamos también de gestos puntuales, que se dieron en una noche encarada por Take con la actitud correcta. Se le vio preocupado en el banquillo cuando Pacheco se hizo daño, momento en el que revisó la repetición de la jugada en la pantalla de Jon Alemán. Durante su calentamiento, protestó al árbitro asistente tras señalarle este a Sergio Gómez un fuera de juego de no creer. Y, lo más importante, saltó luego al campo convirtiendo la frustración por su suplencia en energía positiva. Golazo y victoria.
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