Polideportivo

Tributo contra el olvido

Joxe Mari Otermin rescata la figura de ‘El Porteño’, un trinquetista argentino de origen vasco que entre los siglos XIX y XX despuntó en Iparralde
Joxe Mari Otermin posa con el libro sobre 'El Porteño'.

El pasado 1 de agosto se cumplieron 150 años del nacimiento en Chivilcoy (Argentina) de José Goñi ‘El Porteño’. Un pelotari que, pese al escaso reconocimiento del que ha gozado, fue entre los siglos XIX y XX una gran figura a ambos lados del Atlántico. Joxe Mari Otermin, veterano periodista y escritor, primer director de Euskadi Irratia y amante de la pelota, ha querido rescatar del olvido su trayectoria deportiva, marcada por una vida azarosa, en un libro. Jose Goñi ‘El Porteño’. La pelota vasca del Río de la Plata es, según el autor, un “gesto de reparación de una injusticia histórica”.

Otermin tenía conocimiento de la existencia de Goñi por el breve apunte que sobre él realizan Luis Bombín y Rodolfo Bozas en la enciclopédica obra El Gran Libro de la Pelota, calificándolo como “uno de los más grandes pelotaris de mano que haya habido, especialmente en trinquete”. El contraste de tal afirmación con lo escaso de las menciones hacia el chivilcoyano en la literatura sobre pelota no escapa al olfato periodístico de Otermin. Su curiosidad se dispara cuando lee la historia que Adolphe Jaureguy narra en La pelote basque (1944). Habla de que ‘El Porteño’, figura entonces en Iparralde, había pasado por una tentativa de suicidio y que, durante la disputa de un partido, empezó a sangrar del cuello al abrírsele la herida que le dejó su intento de ahorcamiento. Aquel duelo contra Dongaitz, uno de sus más enconados rivales, lo acabaría ganando el argentino ante la locura del público que llenaba el trinquete de Donapaleu, el recinto donde dio lo mejor de su arte.

Aquello ocurrió en torno a 1905, cuando ya Goñi estaba en pleno declive, seriamente afectado por el abuso del alcohol y con graves trastornos psíquicos provocados por la sífilis. “Intuyo que, tras ese partido, subyace algún tipo de drama humano. Hoy en día está muy en boga hablar de la salud mental de los deportistas y yo contrasto sus problemas mentales con su gran historial deportivo. En la literatura me gusta mucho la figura del perdedor y llego a la conclusión de que este pelotari es un perdedor nato en el aspecto humano y carne de olvido”, apunta el autor amezketarra.

Hace dos años y medio, en plena pandemia, Otermin empieza a tirar del hilo con el que bordará esta obra. Indaga en sus orígenes vascos, vinculados a Oñati por parte materna y al valle navarro de Odieta por la rama paterna. Se pone en contacto con los descendientes de Goñi en Argentina, que le aportan numerosos datos de interés. También encuentra un filón en Le Journal de Saint-Palais, periódico surgido en Donapaleu en 1884, trece años antes de la llegada a la localidad bajonavarra de ‘El Porteño’. En dicha publicación abundan los relatos que glosan sus proezas y retratan a un pelotari diferente, “un personaje que anda por el filo de la navaja”, como apunta Otermin.

Con todo, su nivel deportivo fue incuestionable. Cuando en 1897, a los 24 años, desembarcó en tierras vascas, su fama ya le precedía. En Donapaleu, “paradigma de los trinquetes modernos y embrión de la pelota industrial en Iparralde”, forjó su vitola de leyenda. Goñi es, a juicio de Otermin, “la avanzadilla del pelotari moderno. Antes de él, las grandes figuras practicaban varias modalidades: mano, cesta, guante, pala... Él es de los primeros en jugar exclusivamente a una, la mano en trinquete”.

Con la entrada del siglo XX se inició su cuesta abajo deportiva y personal. En 1906, se embarcó de vuelta a Buenos Aires, donde viviría ingresado en un psiquiátrico hasta su muerte, en 1930. Siglo y medio después de su nacimiento, su eclipsada figura resurge gracias al trabajo de investigación del escritor amezketarra. No en vano, está previsto que en breve se le ponga el nombre de Jose Goñi ‘El Porteño’ a una calle de su Chivilcoy natal. “Es un detalle hacia su memoria”, se felicita Otermin.

18/08/2023