Triunfa en San Valentín con estas ideas de Mamá del Norte y Aita del Norte

¿Se acerca San Valentín y no sabes qué regalar? ¿Quieres organizar una escapada con tu pareja y no sabes a dónde? Andrea (Mamá del Norte) y Jesús (Aita de Norte) nos dejan un listado de ideas con las que seguro que triunfas el 14 de febrero...y cualquier otro día.

¿Regalo hecho o comprado?

A veces, el mejor regalo puede ser un gesto: Levantarse antes para preparar un desayuno especial casero y una nota o acostarse más tarde porque hemos tenido una cena especial, con velas. Si queremos algo tangible, Andrea y Jesús nos proponen algo que ellos mismos han puesto en práctica: la caja de los cinco sentidos. Se trata de hacer cinco regalos en uno, siguiendo los cinco sentidos: tacto, vista, olfato, gusto y oído. La combinación es infinita: unas entradas para un concierto, una foto de ambos con una dedicatoria bonita, unos dulces o, simplemente, una lista de canciones que hemos elaborado pensando en la otra persona.

Balnearios

Una escapada que incluya spa es garantía de éxito. Andrea reconoce: "Nos encanta ir a cualquier balneario de Castilla Termal porque, además, se come genial". El de Solares, en Cantabria, es una opción muy cercana desde Euskadi. En Asturias hay otra opción en la que, además, "se puede hacer una ruta a los Lagos de Covadonga y Cangas de Onís". Se trata del María Manuela, en plena entrada a los Picos de Europa y con una cueva natural que hace las delicias de sus visitantes.

Alojamientos con encanto

Hay muchas opciones con encanto en plena naturaleza, como los hoteles-burbuja (en Navarra podemos alojarnos en Aire de Bardenas y en Cantabria, en Miera, está Chulavista Dome) y cabañas en los árboles como las que encontramos en Zeanuri, que permiten alojarse también en carros cíngaros. ¿Dormir en una isla o un faro? Es posible en el límite entre Asturias y Galicia, en Ribadeo, donde se encuentra el Faro Isla Pancha. Y si lo que buscamos es la desconexión total, quizás merezca la pena la ausencia de cobertura móvil que ofrece La Aldea de Bulnes, en Asturias, a donde sólo se puede llegar por una travesía empinada de 4 kilómetros o subiendo en funicular.