La historia se escribe así. A punto de llegar al tercer año de la salvaje invasión rusa de Ucrania, el señor feudal de la Casa Blanca telefonea al agresor y ambos deciden unilateralmente que procede poner fin a la sangría... básicamente en los términos que le interesan al Kremlin. Al líder del país sometido, Zelenski, le cae una palmadita en la espalda por parte de Donald Trump, mientras la Unión Europea, principal sostén de Kiev en estos 36 meses terroríficos, se queda en un fuera de juego cósmico.
#SentidoComún
Trump ejerce de mesías
Abonado al protagonismo de los principales titulares de cada día desde su regreso al despacho oval, Donald Trump daba la buena nueva al mundo desde su cuenta en X, la red social de su esbirro Elon Musk. Ahí detallaba que había tenido una “larga y profunda” conversación con Vladimir Putin en la que, además de reírse chistes recíprocos, habían coincidido en la importancia de detener “las millones de muertes que se están produciendo en la guerra de Rusia y Ucrania”. Tirándose el moco, el emperador del pelo naranja añadía que “Putin ha utilizado mi lema de actuar con sentido común”.
#EmpujarARusia
Putin confirma, Zelenski traga
Una cuenta oficiosa del sátrapa del Kremlin confirmaba los términos de la conversación. En segunda derivada, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que también había recibido una llamada de Trump, se veía obligado a terciar alabando “el genuino interés de Trump en empujar a Rusia la paz“. Ejem.
YaLoDijimos
Los extremos se tocan
Entre las mil reacciones, llaman la atención las de los extremos. En la izquierda verdadera, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, pontificaba que se va a llegar a la solución que ya propugnaban desde el principio, es decir, la de la rendición de Ucrania: “Le están regalando el significante de la paz a un fascista como Trump”.
En el ultramonte diestro, representado por cuentas como la de Capitán de los Tercios, se proclamaba que “los progres del ‘No a la guerra’ no estén conformes” con la “paz lograda por Trump”. Relato.