La primera ministra británica, Liz Truss, ha asegurado este miércoles que es una "luchadora y no una desertora" y no dimitirá, a pesar de las consecuencias negativas para la economía de su ya anulado plan fiscal y de haber perdido autoridad dentro del Partido Conservador y en el Gobierno.
Truss ha optado por el ataque como mejor defensa en su comparecencia semanal ante la Cámara de los Comunes, cuando, con voz y gestos asertivos, ha cargado abiertamente contra la oposición.
Preguntada por el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, por qué sigue en el cargo tras haberse visto forzada por sus propios colegas conservadores a anular su estrategia económica, ha argumentado que ha actuado "en el interés nacional".
Asegura que en sus menos de 45 días de mandato "ha hecho más" que Starmer en sus más de dos años como líder laborista y le ha acusado de "no tener un plan económico" y de apoyar "a los sindicatos militantes" que actualmente preparan huelgas.
Truss ha vuelto a disculparse por los "errores" cometidos desde que asumió el cargo el 6 de septiembre pero reiterando que su prioridad es cumplir con sus prioridades para los ciudadanos.
"Soy alguien que da la cara y que está dispuesta a tomar decisiones difíciles", ha declarado, después de que la oposición cuestionara por qué se mantiene después de haber despedido el pasado viernes a su anterior ministro de Economía, Kwasi Kwarteng.
Pese a su preparada actuación, ha habido momentos en que ha sido ridiculizada, como cuando los diputados de otros partidos han señalado en voz alta uno a uno todos sus cambios de opinión, o cuando han respondido con carcajadas a algunas de sus promesas.
Truss nombró el viernes a Jeremy Hunt, de una facción conservadora diferente a la suya, para sustituir al cesado Kwarteng, en un intento por apuntalar su mandato y propiciar la estabilidad financiera.
El lunes, Hunt anuló la práctica totalidad de la estrategia "de crecimiento" presentada el 23 de septiembre por Kwarteng en consonancia con Truss, basada en recortes de impuestos sin detalles de cómo se reduciría la deuda.
El nuevo ministro ha revertido la mayor parte de las rebajas impositivas, ha limitado el alcance de las ayudas energéticas y ha advertido de que espera anunciar grandes recortes del gasto público en una declaración prevista el 31 de octubre.
Aunque Truss se ha negado por ahora a dimitir, muchos de sus colegas parlamentarios estudian actualmente cómo sustituirla, si bien de momento no han hallado un candidato de consenso.
Con todo, la prioridad de los diputados es evitar unas elecciones generales anticipadas que perderían y minimizar las pérdidas en las previstas en 2024.