Cuando está cerca de cumplir dos años, el enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania muestra cada vez más signos de cronificarse. Una guerra que se desarrolla casi exclusivamente en territorio ucraniano, por lo que su población civil está sufriendo todas las consecuencias directas del enfrentamiento: muertes de ciudadanos de a pie, destrucción de infraestructuras, suspensión de suministros y servicios…
"Desde Ivankiv (capital de la región más cercana a Chernóbil) nos cuentan que la vida gira en torno a la guerra, están sufriendo mucho", explica Nerea Albisu, voluntaria de la Asociación Chernóbil Elkartea. "Todas las familias de nuestro programa tienen algún familiar directo, vecino o amigo en el frente, y cada día reciben noticias de fallecimientos, heridos, desaparecidos…" En el norte del país hace meses que no hay frente de guerra, pero el terreno está minado y, todavía hoy, estallan explosivos que no habían detectado en zonas de bosque. Además, los misiles pasan a diario por encima de sus cabezas y las alarmas antiaéreas suenan en sus teléfonos móviles. A esto hay que sumar el corte de suministros o la inflación. Ante esta situación, el gobierno de Ucrania ha rebajado el salario mínimo a la mitad, es decir, a 6.700 grivnas (138 euros) mensuales.
“ Todas las familias de nuestro programa tienen algún familiar directo, vecino o amigo en el frente, y cada día reciben noticias de fallecimientos, heridos, desaparecidos… ”
Nerea Albisu, voluntaria de la Asociación Chernóbil Elkartea
Esta situación de continua tensión también se transmite a los menores. "Este último verano hemos notado un aumento de las rabietas, rabietas impropias en niños y niñas de 7 u 8 años y que no se daban antes de la guerra -explica Albisu-. La única explicación que le encontramos es que sea una respuesta a esa situación de estrés continuo en el que viven ahora, aquí pueden liberarlo porque el entorno es más tranquilo. Además, no están yendo a clase con regularidad, y esto también afecta a su comportamiento".
La alimentación es otra de las carencias que padecen estos niños y niñas que viven en la zona afectada por Chernóbil. "Aunque la contaminación nuclear haya pasado a un segundo plano, sigue ahí. Prácticamente todas las familias están haciendo frente al aumento de los precios y la falta de abastecimiento de las tiendas consumiendo lo que cultivan, y no podemos olvidar que su tierra está y estará contaminada todavía por cientos de años. Los y las menores no están recibiendo una alimentación adecuada porque, en muchos casos, están perdiendo la comida del colegio", recuerda Nerea Albisu.
“ Las familias están haciendo frente al aumento de los precios y la falta de abastecimiento de las tiendas consumiendo lo que cultivan, y no podemos olvidar que su tierra está y estará contaminada todavía por cientos de años ”
Nerea Albisu, voluntaria de la Asociación Chernóbil Elkartea
Por todo ello, la Asociación Chernóbil Elkartea vuelve a hacer un llamamiento a la solidaridad de las familias vascas. Buscan familias de acogida temporal para menores de entre 6 y 14 años. El único requisito es que dispongan de las condiciones adecuadas para atenderle durante estas próximas vacaciones de Navidad o el verano de 2024. "Sólo necesitan un entorno tranquilo, alejado de la guerra, una alimentación sana y un poco de atención", concluye Albisu.
Las familias interesadas o que quieran aclarar cualquier duda pueden contactar sin compromiso con la Asociación Chernóbil Elkartea en el 670 419 078 o a través del formulario de su página web www.chernobil.org.