Miribilla fue anoche toda una maravilla. Gracias a un final como pocos. De hecho, gran parte de los viejos del lugar no recordaban gesta semejante. Su conocido 'efecto' propició 41 puntos en un solo cuarto, el último. El que proporcionó una voltereta a una eliminatoria a doble partido tan espectacular como inesperada. Con un parcial en los cinco minutos finales de 28-2 que desató la locura en el multiusos del Bilbao Arena. Bilbao Basket lo había conseguido. Estará en la final de la FIBA Europe Cup. Su segunda final europea en 25 años de historia.
El 77-58 de la ida en Dijon lo había puesto muy cuesta arriba, pero la Marea Negra y el equipo lo consiguieron en perfecta comunión, y aprovechando la mecha encendida por un rival que no pudo tener peor ocurrencia. Mediado el último período, con casi todo ganado, a un jugador de la escuadra francesa, en un ejercicio de prepotencia y soberbia, le apeteció lanzar besos al graderío desde la cancha tras anotar una canasta. La respuesta fue categórica, dentro y fuera del rectángulo de juego. Apareció una apisonadora, y frente a ella, el apisonado. Y la consecuencia, el 97-68 final.
Inexplicable desencadenante, impropio de un profesional, aunque "hay mucho tonto en esto del deporte. Si no tuviéramos suficientes ganas de ganar el partido, va uno y dice "os voy a animar un poquito más". Se pegaron un tiro en la rodilla, otro en el pie y otro en la cadera". Son palabras en ONDA VASCA de Txutxo Sanz, analista en 'La Movida Deportiva' además de uno de los entrenadores de la escuadra bilbaína a lo largo de las bodas de plata, que va a celebrar por todo lo alto con este hito, esperando sea más provechoso que el de aquella final malograda de Eurocup en Charleroi ante el Lokomotivo Kuban.
El coach algorteño empatiza con su colega galo ante el desastre al que estaba asistiendo impotente: "Paras el partido, empujas, esto, lo otro… le veía que le iba a dar un infarto porque a cinco tíos se les había ido la pinza", circunstancia que no pasaron por alto los MIB, plenos de "intensidad, fuerza, mentalidad y muy buena defensa al final del partido. Todo, pero el final me encantó aunque en acierto no estuvimos para tirar cohetes". En ausencia de los tocados Hlinason y Jones, Bagayoko fue uno de los sobresalientes dentro de la gran tónica exhibida por el colectivo bilbaíno.
Griegos y escoceses
Y tras apelar a la épica para no quedarse por segundo año consecutivo a las puertas de la final de la competición, espera ahora el PAOK Salónica, que también, y a domicilio, volteó el marcador final frente el Cholet. La ida en en Bilbao Arena el 16 de este mes, con los griegos presentes en la víspera de recibir al Rangers escocés, y la vuelta definitiva siete días más tarde en el Sports Arena de la ciudad costera helena, que cuenta con un aforo algo superior a 18.000 almas. "Son buenos", resalta Txutxo, "con cuatro o cinco americanos no son malos. Viendo la FIBA y las comparativas que hace de los equipos, y en estadísticas, menos en rebotes les superamos en todo. El Cholet es mejor equipo pero no supo ganarlo".