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“Ucrania ha sido toda una lección y hemos aprendido que el pueblo vasco sabe responder”

A Arantza Chacón le cuesta elegir qué situación de las muchas vividas le ha dejado más tocada; todavía se emociona al confesar que cada persona le marca.
Arantza Chacón directora de Zehar Errefuxiatuekin
Arantza Chacón directora de Zehar Errefuxiatuekin

Errefuxiatuak@euskadi.eus es el buzón ciudadano que el Gobierno Vasco puso en marcha en marzo para recoger todas las iniciativas de las personas que se ofrecían a acoger a las familias ucranianas que escapaban del conflicto bélico. A través de este canal se han recibido nada más y nada menos que 5.500 email y 450 llamadas telefónicas, cifra la directora de Zehar Errefuxiatuekin, Arantza Chacón.

Avalancha de solidaridad, al menos al principio, ¿no?

Sí, hubo muchos ofrecimientos ciudadanos en un primer momento, los primeros días fueron de mucho trabajo; además, la intensidad se ha mantenido durante un tiempo considerable y ahora ha ido bajando, una vez que se han puesto en marcha otros programas de ayuda y de que la población ucraniana ha tenido la posibilidad de estudiar mejor qué pasos quiere dar.

Y ¿a qué se ofrece la ciudadanía? 

Ha habido una gran diversidad, dos mil ofrecimientos para acoger a familias que, finalmente, se concretaron en 320; cesiones de viviendas vacías llegaron unos 330 ofrecimientos y se concretaron 70 tras comprobar que todas las casas cumplían los requisitos, y sigue habiendo; además de los 300 voluntarios, que luego han ido a más, para dar clases de castellano, ejercer de traductores, tareas de acompañamiento, acoger menores no acompañados... e incluso gente que ha dicho: me ofrezco para todo, para todo lo que necesitéis.

Supongo que, pasada la emergencia inicial, muchas personas han regresado a Ucrania. 

Sí, ha habido muchos retornos o personas que se han ido a Canadá, Estados Unidos, Australia, Polonia y países limítrofes. Cuando estalla la guerra y caen bombas, sales del país sin poder ni pensar cómo lo quieres hacer ni a dónde ir; si tienes una persona de referencia o un contacto en Euskadi, coges el coche y vienes, es una manera de salir del país. Luego, cuando ya la situación es otra y tienes tiempo de darle una vuelta, hay muchas personas que solicitan visados para ir a vivir a países donde tienen familiares. 

Madres con hijos e hijas serían los primeros en llegar. 

Fundamentalmente, pero también abuelas y personas mayores; la salida de hombres se limitó porque tenían que ir al frente. 

En cualquier caso, familias separadas de manera forzada. 

Sí, ya que muchas personas mayores se quedaron en Ucrania porque no querían abandonar toda su vida ni alejarse de los hijos que tenían luchando en el frente. 

Uf, y los que llegaron, mentalmente destrozados, supongo. 

Claro, los procesos de refugio, de salida son muy duros porque suponen una ruptura inmediata con tu vida; hemos escuchado testimonios de chicas que dicen: ayer iba a la universidad y hoy estoy en otro país, al que he venido con una mochila y donde únicamente conozco a una persona; todo ello después de ver cómo han bombardeado mi casa y de estar bajo el ruido constante de las sirenas, por no hablar de las personas que han fallecido. Es una ruptura muy abrupta y necesitan un tiempo para situarse; al principio, cuando llegan, agradecen que respiran y que ya no están bajo las bombas, pero después tienen que ubicarse y enfrentarse a la sociedad.

Ya, una cosa es responder a la situación de emergencia y otra la adaptación posterior. 

Claro, es duro incorporarse a otro espacio de estudios, no dominar el idioma, ver que igual ya no vas a poder ejercer tu profesión, dejar de ser independiente, necesitar dinero hasta para comprar el pan...

¿Y qué tal va la convivencia con las familias de acogida? 

La convivencia, en general, tiene sus más y sus menos, son procesos. Ha habido experiencias muy buenas, pero también mucho agotamiento porque la guerra se ha alargado y por muy buena voluntad que haya por ambas partes, no todas las familias tienen por ejemplo recursos para poder acoger durante seis meses y también las personas acogidas necesitan dejar de ser tan dependientes. 

¿Cómo valora la respuesta del pueblo vasco con Ucrania? 

Habrá que hacer una evaluación más calmada a posteriori, pero ha sido toda una lección y hemos aprendido, se ha visto que el pueblo vasco tiene capacidad de respuesta, de ser solidario y empatía con respecto a otros pueblos. 

Aprobado, entonces. 

Claro. Quizá lo que tendríamos que revisar es qué pasa cuando el conflicto ya no está a todas las horas en las noticias y ya no nos sentimos interpelados desde tan cerca porque personas refugiadas llegan a diario.

Se refiere a que con el tiempo se enfría la solidaridad.

Se enfría, eso normal, pero también pienso que tenemos más capacidad de acogida para unos conflictos que para otros. 

Quizá con Ucrania la ciudadanía se ha volcado más porque es Europa, está más cerca y ven familias como las suyas. 

Quizá seamos más empáticos cuanto más cerca lo tenemos, nos sentimos más interpelado, es inevitable, pero eso mismo también demuestra que tenemos la capacidad de ponernos en el lugar de esa otra persona y la capacidad de dar respuesta.

Cuál es el perfil de las familias acogedoras? 

Ha habido de todo, familias, personas solas, matrimonios mayores que tienen mayor disponibilidad de espacio en sus casas, mucha acogida de familias ucranianas asentadas en Euskadi y también de vascos y vascas que han estado trabajado en Ucrania.

La guerra no ha acabado, entiendo que el voluntariado sigue siendo necesario. 

Sigue siendo necesario que se ofrezca gente para ayudar, la necesidad sigue existiendo. Superada la fase de emergencia surgen otros problemas y necesidades, como el acceso a la vivienda, que en Euskadi es muy complicado; tener una red social de apoyo, que siempre es necesaria y luego realidades y situaciones concretas de cada familia. 

Aparte del acceso a la vivienda... 

El idioma es importante porque es la puerta de entrada para todo. Después van surgiendo dificultades diferentes en función del tiempo de estancia; las personas ucranianas han tenido la suerte de obtener de forma inmediata el permiso de residencia y eso ha sido clave porque la documentación es un salvavidas, pero una vez que tienen esa seguridad, que saben que pueden descansar del viaje y de las bombas, surgen otras necesidades a medida que se alarga la guerra, ya que la mayoría venía pensando que el conflicto iba a ser breve, cuestión de unas semanas y que iban a poder regresar a sus casas, y no ha sido así. 

¿Siguen pensando en regresar?

Sí, aunque hayan alargado el proceso de estancia y sus niños y niñas estén escolarizados, tienen la mirada puesta en su país. 

También habrá familias que se queden en Euskadi.

Sí que las hay, ya que a medida que va pasando el tiempo van haciendo su proyecto de vida de otra manera, valoran qué pérdidas ha habido en su país, cuánta familia se mantiene en Ucrania, las alternativas que tienen aquí... hay muchos factores que influyen. Para las familias que ya han llegado, pasado el periodo de emergencia inicial, su proyecto de vida es otro.

¿Ven un final al conflicto bélico? 

Siempre tienen la esperanza de que acabe la guerra, vinieron pensando que iba a ser más breve, cuestión de semanas, pero aun así, la esperanza es algo que nunca se pierde del todo, y muchas familias tienen la mirada puesta en regresar a Ucrania para reconstruir su país. 

FONDO ISURI

@Errefuxiatuak. El Fondo Isuri es una iniciativa del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco de ayuda a personas y familias ucranianas y a otras residentes en Euskadi en situación de vulnerabilidad por los efectos de la guerra. Contacto: Email: errefuxiatuak@euskadi.eus y teléfono: 747 457 461.

2022-11-14T05:54:03+01:00
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