Nueve días de ofensiva, nueve días de insomnio, de preocupación, de miedo. Entre nosotros viven 3.500 ciudadanos ucranianos, Hoy hemos tenido la oportunidad de hablar con tres de ellas, Son Liuba, Lisa y Diana. Se sienten libres, europeas y tienen una convicción inquebrantable de que su país seguirá resistiendo hasta el final a la invasión orquestada por Putin.
Liuba es profesora de yoga y lleva ocho años viviendo en Bizkaia. "Tengo mi padre en Ucrania y amigos en cada rincón", nos dice. "Intento hablar cada día con ellos", señala pero no siempre lo consigue. Pero a pesar de la crudeza y de la pesadilla que supone todo lo que está ocurriendo, subraya que los ucranianos siguen fuertes de ánimo. "Es alucinante. Creen en nuestra fuerza, en nuestros hombres que se han ido a defendernos. Están seguros de que nadie va a matar nuestra verdad", nos cuenta emocionada.
Esta profesora de yoga tiene familia en Rusia, una tía y sus primos en los que desgraciadamente no encuentra comprensión ni apoyo porque no quieren escuchar ni saber. "No me escuchan, están ciegos, no ven. Me dan mucha tristeza. Escribí hace días a mi tía y me encontré un muro", lamenta.
Lisa tiene 18 años, es estudiante y vive en Lekeitio. "Todos mis amigos de la primaria están en Ucrania. Les estoy llamando a mis abuelos a todas horas para saber si siguen vivos. Estoy muy preocupada. Me cuesta dormir todos los días. Vivo con miedo de que algún día voy a llamar a mi abuelo y ya no va a coger", nos cuenta. no tiene dudas de por qué Putin está haciendo todo esto. "Se le está acabando el dinero y está llevando a la gente a morir a Ucrania. Los soldados rusos no saben por lo que pelean pero los ucranianos sí. Pelean por su país y la libertad de las personas", remarca.
Diana acaba de graduarse en su máster de marketing y dirección de empresas. Lleva dos años en Euskadi. Hoy recibe su diploma y sus padres no estarán aquí para verlo. "Mis padres están en Kiev. Hay combates cada día y los pueblos cercanos están destruidos", narra. "Van a destrozar Kiev", afirma y no las tiene todas consigo respecto a los corredores humanitarios. "Es una noticia buena porque podremos organizar la salida y mala porque significa que van a destrozar todo. El enemigo se ha puesto en marcha para destrozar. Es una pesadilla. Hay gente torturada, violada y no quiero decir más", denuncia.
Pide que no se hable de conflicto. "Es una invasión, una ocupación. La gente ucraniana quiere ser libre, vivir en su país y tomar sus decisiones", apunta. "Estamos afrontando a uno de los mayores ejércitos del mundo. Estamos defendiendo valores europeos con nuestra sangre. Pero solos no podemos", lamenta y advierte. "si perdemos, perdemos todos". Se pregunta "cuántas víctimas tiene que haber para que nos ayuden".
Nuestra compañera Lide Alvarez ha tenido por fin noticias de su hija de acogida Katya después de tres días sin saber nada. "Ayer su tía nos mandó un mensaje desde Kiev diciendo estamos bien que quiere decir estamos vivos", nos explica. "Sufrimos por no saber. Ayer supe que había un bombardeo en su pueblo pero no pudimos saber ni hablar con ella", señala. Afortunadamente han conseguido contactar con la familia de Katya. "Llega el mensaje, respiras y adelante", dice resignada.
Zelenski es un "héroe"
Liuba, Lisa y Diana coinciden en destacar la figura de Volodomir Zelenski. "Es el primer presidente de Ucrania digno de toda su historia. No ha habido nadie parecido" afirma Liuva. Lo mismo opina Lisa que le califica de "héroe". "No he visto a nadie pelear así por su país. Estoy muy orgullosa. Es un líder", afirma.
Las tres piden ayuda. "Van a seguir atacando. No van a parar hasta conseguir lo que quieren", advierten y a quienes critican el envío de armas les preguntan qué harían ellos. "¿Con qué nos protegemos con palos y piedras? Sin armas y sin ayuda es imposible", insisten. Lisa se pregunta "¿cómo puede una sola persona hacer esto? No es solo Ucrania. Les puede pasar a todos los países. Tenemos que parar esto ya", clama.
A la espera de que los corredores humanitarios se pongan en marcha, Lide nos recuerda que son "básicos para meter ayudas y sacar personas, para enviar ayuda humanitaria".
Y en lo que nos toca más de cerca, como periodistas, mensaje a los medios. "Tenemos que poner pie en pared. Yo entiendo ciertas peticiones de entrevistas pero es muy doloroso escuchar ciertas cosas. Tenemos que tener sensibilidad", reivindica.