Los treintañeros y cuarentañeros recordarán a un superhéroe plateado que se hacía gigante y peleaba con bestias igual de enormes y con textura de corchopán. Aquella figura que lanzaba rayos letales al cruzar sus manos se llamaba Ultraman y llegó desde el espacio exterior hasta Japón a mediados de la década de los 60 del siglo pasado, dando el salto a Televisión Española en 1993 y volviendo a aterrizar en Donostia... mañana mismo. No en vano, en el marco de la Semana de Cine Fantástico y de Terror se exhibirá en un horario noctámbulo y con subtítulos en euskera el largometraje Shin Ultraman, dirigida por Shinji Higuchi y con guion de Hideaki Anno, una película del subgénero Kyodai Hero sobre un superhéroe gigante venido del planeta Ultra con el objetivo de luchar contra criaturas también gigantes –conocidos en el mundillo como kaijus– que asolan Japón y desesperan a su Gobierno.
No es la primera vez que este dúo creativo participa en la Semana. De hecho, su anterior trabajo conjunto, Shin Godzilla, que puede tomarse como primera parte espiritual de algo que pretende ser un proyecto de universo compartido –le seguirá Shin Kamen Rider, dirigida por el propio Anno–, fue el largometraje inaugural del festival donostiarra en 2016. De forma separada, en cambio, Higuchi participó en 2015 con el díptico que adaptaba a acción real el exitoso anime Ataque a los titanes, mientras que Anno en su faceta de director presentó en 2009 la segunda parte de la revisión –y a la vez, secuela– de su anime Neon Genesis Evangelion –la cuarta parte de esta obra llegará a principios de 2023 a los cines, concluyendo un proyecto que se ha prolongado durante 28 años–.
La influencia de Anno –y de la propia Evangelion– en el proceso creativo en el acercamiento a las figuras de Godzilla y de Ultraman es determinante, mucho más que la dirección de Higuchi. También ocurre a la inversa. Dado que Hideaki Anno es un aficionado confeso de las películas originales de Godzilla y, sobre todo, de la saga Ultraman que, a día de hoy, sigue produciendo nuevas secuelas televisivas. Una de las más recientes es una serie de animación ambientada en la actualidad y producida por Netflix, que supone una secuela directa a la serie original de 1967. Por lo tanto, Godzilla y Ultraman influenciaron Evangelion –historia sobre robots gigantes pilotados por niños que luchan contra kaijus enviados por Dios para destruir el mundo–, al tiempo que la obra magna de Anno ha influenciado sus posteriores revisiones de estos iconos de la cultura japonesa.
De hecho, el propio concepto de la película de Shin Godzilla surge de un gag de pocos minutos del episodio siete de la serie clásica de Evangelion. No en vano, la cinta de 2016 no se centra tanto en una contienda física contra el lagarto gigante como en analizar la reacción burocrática del Gobierno y de los distintos grupos militares y científicos de Japón ante una amenaza. El largometraje, con un reparto tan coral que cambia de una escena a otra, se centra particularmente en las discusiones de oficina a varios niveles sobre cómo confrontar la amenaza.
Para comprender las revisiones que propone Anno hay que entender el contexto en el que surgieron estos héroes y villanos. La primera película protagonizada por Godzilla se estrenó en 1954, periodo de posguerra influenciado por el miedo atómico, que es lo que, precisamente, representaba aquel monstruo. Pero aún más, al igual que ocurrió en Alemania, el país del sol naciente vivió una ocupación militar que duró casi una década, provocando un trauma nacional que comenzó a paliarse cuando Japón albergó los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964 y la Exposición Universal de Osaka de 1970. Fue en este periodo de liberación nacional en el que surgió Ultraman como símbolo de esperanza ante las invasiones foráneas. La importancia de poner el foco sobre algo que ocurrió hace más de medio siglo se debe a que la crítica burocrática que firma Anno en este díptico no puede desligarse de la crítica y del temor nacionalista japonés a un control o a una tutela del país por potencias extranjeras.
Ultraman, nuevo y original
De hecho, la utilización del adjetivo Shin en todas las obras de Anno –Shin Sheiki Evangelion, Shin Godzilla y Shin Ultraman–no es casual y no responde únicamente a una marca de la casa. En japonés Shin tiene al menos dos acepciones que pudieran parecer complementarias pero no sinonímicas: original y nuevo. Por lo tanto, lo que hace Anno es reivindicar sus propuestas como novedosos pero también como genuinas, en contraposición con otros acercamientos que pudiera haber a estos iconos como han sido las versiones americanas de Godzilla que han producido en la última década Legendary Pictures y Warner.
Shin Ultraman cuenta los esfuerzos del Gobierno japonés por combatir a criaturas gigantes que asolan el país y contra las que ningún arma funciona. Para ello, crean un equipo de choque liderado por Fumio Tamura, interpretado por Hidetoshi Nishijima, el también actor protagonista de la oscarizada Drive my car. Cuando un superhéroe plateado gigantesco desciende del cielo, la situación cambiará.
Para rodar esta película, tal y como ya hicieron en Godzilla, Shinji Higuchi y Hideaki Anno, han optado por mezclar efectos digitales con efectos tradicionales, a los que en la cinematografía nipona se conoce como tokusatsu y que utilizaban en películas y series de ciencia ficción como las que citamos y también en productos del subgénero Henshin Hero, que llegó a Occidente por su producto más famoso: Power Rangers. Uno de los efectos especiales más característicos del tokusatsu es el conocido como Suitmation, que no es otra cosa que un actor dentro del traje de un monstruo o un héroe luchando sobre la maqueta de una ciudad mientras se filma.
Anno y Higuchi mezclan los distintos estilos de efectos. De hecho, los movimientos de Ultraman fueron recogidos por la técnica de captura de movimiento e interpretados por el mismo guionista y recogido por la técnica, quien ya dirigiera y protagonizara en los 80 un cortometraje en el que se metió en la piel de gigante gris. Lo nuevo y lo original vuelven a encontrarse.