Millones de personas se manifiestan cada 25 de noviembre en todo el mundo contra la violencia machista. Sin embargo, la celebración de este año se ha visto ensombrecida por el aumento de voces que intentan deslegitimar esta lucha.
“La violencia de género es un concepto ideológico”, “la violencia no tiene género”, “la violencia es violencia”. Frases como estas han sido recurrentes en los discursos de partidos de extrema derecha como Vox, que, desde su irrupción en el panorama político, ha planteado un relato alternativo sobre la violencia contra las mujeres.
Santiago Abascal, líder del partido, ha afirmado en alguna ocasión que los crímenes machistas deben entenderse como parte de un problema más amplio, al que denomina “violencia intrafamiliar”. Según Abascal, centrar el debate en el género distorsiona un fenómeno que, a su juicio, afecta a todos por igual.
Javier Ortega-Smith, exsecretario general de Vox, propuso en su día diferenciar entre las agresiones que están motivadas por odio hacia las mujeres y las que se deben a otros factores, como problemas mentales o el alcoholismo. Por su parte, Luciano Ferrer, diputado provincial de Vox en Castellón, ha criticado recientemente el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, considerándolo una “parafernalia” que promueve una división ideológica y una ‘guerra de sexos’”.
La postura de Vox se ha traducido en acciones concretas. En marzo de 2020 el partido presentó en el Congreso una Proposición No de Ley relativa al Pacto de Estado contra la violencia de género, por la que instaba a su modificación y a la elaboración de una Ley de Violencia Intrafamiliar.
“El feminismo radical es quien más ha promovido unas leyes de género que, además de carecer de base científica, sólo contemplan la violencia contra la mujer cuando es ejercida por un hombre, con el pretendido fin de luchar por los derechos de la mujer, y percibiendo a ésta como a una víctima del machismo secular de la sociedad en que vivimos”, señalaba el documento registrado por la entonces diputada Carla Toscano. En él se denunciaba también que la Ley Integral Contra la Violencia de Género imponga “el castigo sistemático del hombre, sea inocente o no, a través de una fuerte e incasable campaña de demonización”.
En este sentido, el partido liderado por Santiago Abascal ha reclamado al Gobierno central que sólo tengan la condición de víctima las personas a las que un juez así se lo haya otorgado mediante una sentencia firme con el fin de evitar, según señalan, los efectos perniciosos que se producen con respecto a prestaciones, así como desincentivar las denuncias falsas. La formación de extrema derecha también ha pedido que se amplíe la atención a todas las víctimas de violencia doméstica, independientemente de su sexo.
Además, Vox se ha negado a participar en concentraciones frente a los ayuntamientos y en minutos de silencio para condenar los asesinatos de mujeres en el Estado.
La posición de otros partidos
Aunque apoyó la Ley de 2004 y el Pacto de Estado de 2017, el Partido Popular ha adoptado una postura ambigua en los últimos años sobre este tema. Durante la etapa de Mariano Rajoy, el PP reforzó el reconocimiento de la violencia machista como un problema específico. Sin embargo, con la entrada de Vox en las instituciones, el PP ha adoptado matices en el discurso, asumiendo en ocasiones parte de su narrativa.
Alberto Núñez Feijóo llegó a negar cuando era presidente de la Xunta que la violencia vicaria (ejercida contra los menores para hacer daño a la madre) forme parte de la violencia machista, secundando el ideario de Vox. En sentido, el líder de los populares señaló que la violencia machista y la intrafamiliar son “dos tipos de violencia que existen” y son “perfectamente compatibles”. Tras cuestionar este tipo de maltrato, el expresidente gallego decidió dar marcha atrás ten redes sociales y matizar su opinión al respecto.
No es el único miembro del PP que se ha manifestado en términos similares. El actual presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre (PP), defendió en 2022, siendo consejero de Salud y Familias, el uso del término “violencia intrafamiliar” en lugar de “violencia de género”, ya que, a su juicio, el primero es un concepto más amplio que engloba al segundo y es “más representativo”.
Euskal Herria en contra del negacionismo
Para combatir este tipo de discursos, se ha lanzado una campaña en Euskadi con el lema “Negar la violencia machista es una forma de apoyarla. Unámonos para pararla”, promovida por el Gobierno Vasco, las diputaciones forales, EUDEL y Emakunde. Con este mensaje se pretende dejar claro que relativizar la violencia de género es una forma de alinearse con los agresores y, en última instancia, de perpetuarla. Además, se busca promover una mayor implicación de la sociedad.
Nafarroa también ha decidido sumarse a la lucha contra el negacionismo con una campaña contundente y clara. Bajo el lema “Que no te lo cuenten al revés. Los discursos negacionistas también son violencias machistas”, el Ejecutivo foral pretende mostrar cómo este tipo de mensajes contribuyen a mantener vivo el problema. Con datos oficiales que desmienten estas corrientes, como el bajo número de denuncias falsas, la campaña de este 25 de noviembre busca además terminar con los mitos sobre la violencia de género y promover un cambio en las actitudes sociales, apostando por una convivencia más igualitaria entre hombres y mujeres.
Teresa Sáez, portavoz del movimiento feminista Lunes Lilas, apoya estas campañas y señala que la violencia sí tiene género: “No es una violencia genérica que afecta por igual a hombres y a mujeres; la violencia contra la mujer existe”.