No es nada raro que un aficionado acuda al estadio de fútbol con su abuelo, ya que este deporte y el sentimiento por los equipos se transmite de generación en generación. Lo que es inaudito es que acuda con el cráneo de su abuelo bajo el brazo. Pero ha pasado en Argentina, un país donde se viven los partidos con una intensidad inigualable, pero donde también parece que los controles de acceso no deben de ser muy estrictos.
Se disputaba la semifinal de la Copa de la Liga entre el Racing de Avellaneda y el Boca Juniors (que ganaron estos últimos en los penaltis). Y ahí se presentó Gabriel Aranda, un hincha del Racing, con una calavera en la mano. "Es mi abuelo, Valentín Aguilera", respondió al reportero que le entrevistó al ver tan sorprendente imagen. "Era hincha del Racing a full, a muerte. La guardo porque el Racing es mi amor y mi abuelo también".
Cuando le preguntaron cómo había conseguido colar el cráneo dentro del estadio Ciudad de Lanús, pese al dispositivo de más de 3.000 policías, no quiso dar demasiados datos. "Lo pasé, querido, con fe y con el amor del Racing. Entra sola. Va conmigo a todos lados".
Y esa frase parece cierta, porque ya se le vio en 2019 con la calavera cuando el Racing de Avellaneda, entonces dirigido por el actual entrenador del Celta, Eduardo Coudet, se impuso en la Superliga. "Estaba en el nicho y la saqué del nicho. Estará orgulloso de que la saqué", dijo a otro reportero.