Un bajón de alto coste

Un balón al larguero en la última acción del primer tiempo, un pésimo remate de Iñaki Williams tras una gran asistencia de Alex Berenguer, a quien la madera impidió ver puerta en la acción citada anteriormente, y un buen puñado de llegadas del Athletic al área del Espanyol en los primeros 45 minutos del partido fueron la carta de presentación de los rojiblancos ante su afición tras la goleada frente al Cádiz del pasado lunes. Jugadas de ataque que hacían prever un desenlace totalmente distinto al que se dio en la calurosísima tarde de ayer en San Mamés, donde el conjunto rojiblanco encajó la primera derrota de la temporada, Unai Simón no pudo mantener un imbatibilidad y, lo que debería ser más preocupante, por segunda vez en tres encuentros, el Athletic se quedó sin marcar ante su público, como ya sucedió en el debut ante el Mallorca.

Las buenas sensaciones del arranque se diluyeron cual azucarillo a la vuelta de vestuarios, como si el balón que Berenguer estrelló en el larguero les habría absorbido las fuerzas a los leones. El Espanyol, sometido hasta entonces, capaz únicamente de llegar en un par de acciones aisladas a la portería defendida por Simón, comenzó a encontrarse más cómodo. El ritmo, por momentos alto, que le imprimió el conjunto rojiblanco al partido en el primer acto se fue apagando y las fuerzas se igualaron por completo. Turno para los entrenadores. Y ahí, Diego Martínez, al menos ayer, le ganó la partida a Ernesto Valverde, que no fue capaz de encontrar las soluciones que demandaba el encuentro.

El técnico del Espanyol reforzó su zaga metiendo a un tercer central, hecho que luego volvió a modificar, mientras veía como Txingurri alternaba hombre por hombre y sin excesivo acierto. En primer lugar, dio entrada a Gorka Guruzeta, autor de dos tantos ante el Cádiz, lo que en condiciones normales le habría hecho acreedor de la titularidad, pero el técnico prefirió mantener el mismo once que tan buen resultado le dio el pasado lunes. Pese a que dejó algunos buenos detalles, ni medio balón en condiciones le llegó al donostiarra.

Hasta ahí, nada que reprochar, si acaso la desgana de Nico Williams al ser sustituido con empate a cero en el marcador, pues tardó un mundo en dejar el terreno de juego. Se le vio frustrado, seguramente con razón, tras cuajar un gris encuentro. Lo entendió Valverde, que trató de consolar al joven león. Aprendizaje.

Las mejores imágenes del Athletic - Espanyol Oskar M. Bernal

La entrada de Guruzeta hizo que Ander Herrera, el gran fichaje del verano para el Athletic, saliera a calentar entre aplausos del respetable a los que el bilbaino respondió de idéntica manera. Pero no volvió a escucharlos. Su redebut, aunque parezca mentira, especialmente por cómo se estaba desarrollando la media hora final de partido, tendrá que esperar. No tuvo a bien el técnico rojiblanco dar entrada al centrocampista, aunque el partido demandaba soluciones en la zona ancha, con mención especial a la creatividad. Valverde, que reconocería después en rueda de prensa que pensó en meter al campo a Herrera, apostó por Unai Vencedor y Raúl García. Ninguno estuvo especialmente acertado en su cometido y fueron incapaces de cambiar la dinámica del partido.

El tanto de Braithwaite provocó el último cambio de Valverde, que sentó a Iñigo Lekue para dar entrada a Jon Morcillo, dejando un cambio sin realizar y al máximo realizador de la pretemporada, que jugó una buena hora en el estreno ante el Mallorca, Asier Villalibre, sentado en el banquillo, pues ni siquiera calentó. Ni perdiendo, a la desesperada. No acertó Txingurri con sus cambios y el Athletic pagó caro, tanto como una derrota, su bajón.