Según se acerca el final de la temporada en Euroliga y en un momento en el que cada partido es una final en la pelea por el play off, está quedando en evidencia que el Baskonia no cuenta con la profundidad de plantilla de sus rivales directos en la pelea por el Top 8, brecha que se ha acrecentado con la baja de Tadas Sedekerskis, que estará como mínimo lo que resta del mes de marzo sin competir por una lesión muscular en el aductor izquierdo. La rotación de Peñarroya, muy equilibrada en la ACB con un minutaje similar de todos los componentes de la plantilla, se está viendo cada vez más reducida en la Euroliga, donde no hay rival asequible y cada tramo de mal juego, por muy corto que sea, se traduce en puntos que el rival obtiene de ventaja y que luego es muy difícil recuperar.
No son pocas las ocasiones en las que en la ACB Peñarroya ha utilizado quintetos poco habituales formados por Heidegger, Kurucs, Raieste, Dani Díez o Enoch, un riesgo que hasta ahora ha dado sus réditos en la liga doméstica, tanto cuando han realizado un gran trabajo –el caso de la visita al Betis de hace una semana–, como cuando su rendimiento no ha sido el óptimo, ya que los titulares se han encargado de salvar la papeleta sin problemas –caso del choque contra el Granada hace dos semanas, en el que se pasó del 3-12 inicial a un 34-19–. Afortunadamente, estos pequeños oasis que ofrece el calendario de la ACB contra equipos de presupuesto muy inferior al del Baskonia permiten a las puntas de lanza azulgrana tomarse un respiro que durante la semana resulta imposible con las citas de Euroliga, los viajes y el apretadísimo calendario.
En Europa, sin embargo, todo cambia. El encogimiento de la rotación se hizo especialmente patente ayer en la visita al Maccabi, en la que únicamente cuatro jugadores azulgranas fueron capaces de sostener al equipo ante un rival con mayor profundidad de plantilla y recursos. De los 200 minutos que se suman en total a lo largo de un encuentro entre los componentes de la plantilla, 126 los disputaron entre Rokas Giedraitis (37 minutos), Daulton Hommes (33), Darius Thompson (33) y Maik Kotsar (23), que serían 148 si se incluyen los 22 disputados por Howard. Entre los siete jugadores restantes (Marinkovic, Costello, Enoch, Raieste, Kurucs, Díez y Heidegger) solo jugaron 52. Y esto no fue precisamente porque Peñarroya no quisiera haberlos tenido más tiempo sobre la cancha, si no porque no le quedó más opción al ver que su equipo se caía cada vez que daba refresco a los cuatro que mejor jugaron en Israel.
Brecha en el 'uno' y el 'cinco'
La diferencia entre titulares y suplentes se hace especialmente patente en el puesto de base y en el de pívot, donde el rendimiento que están ofreciendo Heidegger y Enoch está muy lejos del de Thompson y Kotsar, la pareja alrededor de la cual está girando todo el juego del equipo en los últimos compromisos. Los números del duelo en Tel Aviv hablan por sí solos. Thompson y Kotsar, con un balance de +6 cada uno mientras estuvieron en la cancha, fueron los únicos baskonistas que terminaron con un +/- positivo junto a Hommes (+2). Los únicos 6 minutos que jugó Heidegger, por el contrario, fueron demoledores para el equipo, ya que en ese corto periodo de tiempo el Maccabi anotó 15 puntos más que el Baskonia (precisamente los que le habrían hecho falta al equipo para ganar el choque).
Cada vez que Thompson se sienta en el banquillo para coger algo de oxígeno parece que el equipo se queda sin nadie al timón. Se pierde claridad de ideas y fluidez en ataque y en el otro lado de la cancha exteriores como Lorenzo Brown o Wade Baldwin tienen barra libre para entrar a canasta y anotar. Lógicamente no se le puede pedir a Heidegger que esté al nivel del que actualmente es el mejor asistente de la Euroliga y uno de los bases más en forma de Europa, y tampoco que emule a Henry, su predecesor en el puesto. Sin embargo, sí que habría que exigir por lo menos más puntos y agresividad a alguien que venía de promediar 19,5 tantos por encuentro en la liga turca y que en la ACB tampoco lo está haciendo mal con 11,3 puntos, nada que ver con los 2,9 de media que aporta en Euroliga en los ocho choques que lleva.
Algo similar ocurrió con Enoch, que en algo más de seis minutos de juego contra el Maccabi registró un +/- de -13 puntos. La calidad que tiene el pívot a la hora de anotar cerca del aro no compensa por ahora sus carencias defensivas, su falta de contundencia en el rebote y los errores fruto de la baja intensidad y concentración que muestra en comparación con Kotsar, dispuesto a pelearse en los tableros y sacrificar su cuerpo ante pívots rocosos y superiores físicamente como son los casos recientes de Donta Hall (Mónaco) o Josh Nebo (Maccabi), un perfil que le falta al Baskonia.
Los siete de la Euroliga
Tanto las estadísticas como las sensaciones sobre la cancha indican que son ocho los jugadores de mayor confianza de Peñarrota en la Euroliga, todos ellos con más de 18 minutos disputados de media en el torneo continental este curso: Howard (20), Sedekerskis (19), Marinkovic (19), Thompson (26), Kotsar (20), Costello (20), Giedraitis (26) y Hommes (20). Por detrás, hay un claro salto hasta los cinco jugadores restantes, todos ellos por debajo de los 14 minutos: Heidegger (11), Raieste (8), Díez (10), Enoch (14) y Kurucs (7), que son además los cinco que menos partidos han disputado.
Por este motivo, la baja de Sedekerskis en este tramo trascendental de la temporada supone un gran contratiempo para el Baskonia, cuyo bloque de mayor rendimiento en Euroliga queda reducido a únicamente siete jugadores. Hasta que el canterano lituano vaya a estar en condiciones de aportar, Peñarroya va a necesitar la mejor versión de los siete mencionados (Costello, Howard y Marinkovic no estuvieron finos ante el Maccabi) y también encontrar la fórmula para reducir daños en los minutos en los que juegan los cinco menos habituales si no quiere que el play off se escape.