El calor no da tregua en Navarra y se aproximó este miércoles a un récord histórico de altas temperaturas y en algunos casos lo batió. Durante el día, Pamplona sufrió una de las temperaturas más altas desde que se tienen registros meteorológicos. En el aeropuerto de Noáin se calcularon 42 grados. En la Universidad de Navarra, por su parte, hubo un máximo de 41.1 grados. Se espera que este jueves se mantengan los mismos registros.
En medio de esta ola de calor, que va a dar un respiro a los navarros a partir del fin de semana con temperaturas más bajas y lluvias, se encuentran todos aquellas personas que, tras noches muy calurosas, tienen que ir a trabajar. Las pasadas madrugadas toda Navarra experimentó las denominadas noches tropicales, aquellas con temperaturas superiores a 20º C. Estas noches en las que no refresca dificultan el descanso y favorecen unas mayores temperaturas al día siguiente. En las pasadas noches se registraron unos mínimos en torno a los 24º C, las cifras más altas del verano. Sin embargo, el trabajo no da un respiro y aunque sea una época generalizada de vacaciones, también hay quien no deja de acudir al trabajo a primera hora.
Uno de los gremios que está sufriendo más esta ola de calor es el de la hostelería. Durante las horas con temperaturas más altas pocas personas se acercan a las terrazas y los bares. Eivi Rojas Jiménez, trabajadora en el local Gure Etxea en la Plaza del Castillo, expresó que con el color lo están pasando “horrible, fatal. Yo vengo de Valencia y me vine aquí para no pasar tanto calor”. Para combatir estas temperaturas “tomamos mucha agua”. Esta situación no favorece a que los clientes se acerquen al local, por lo que “hasta que no son las ocho o las nueve de la noche la gente no se sienta en la terraza”, finalizó.
Un negocio que se podría pensar que se ve beneficiado por esta ola de calor es el de la venta de helados. Sin embargo, como declaró Marisol de la Fuente, dependienta en la heladería La Turronería, “estamos vendiendo poco porque a la tarde no viene mucha gente. Vendemos más por la noche”. La ventaja de Marisol es que tiene aire acondicionado en su local y no tiene que pasar unas horas de asfixia en el trabajo.
Quien no disfruta del aire acondicionado es Vicente Pérez, que trabaja para el Ayuntamiento de Pamplona cuidando de los jardines de la ciudad. Mientras desplegaba una manguera de su coche, bajo un sol de más de 30 grados, expresó que “ya lo voy aguantando. Como trabajo por la mañana y al mediodía, no tengo que sufrir el calor de la tarde”. Su método para combatir estas temperaturas es “beber un trago de agua y usar crema”.
Edison Ortega trabaja en un espacio más reducido que los demás, pero presume de unas condiciones que le ayudan a soportar el sofoco de agosto. Trabaja en una de las cabinas de la ONCE ubicadas en la Plaza del Castillo. “Yo tengo aire acondicionado y mucha agua. Por suerte lo llevo muy bien”, afirmó.
Ellos son tan solo cuatro ejemplos de las miles de personas que, durante estas jornadas de calor extremo, salen de sus casas para ir a trabajar de la mejor forma posible, sin importar el clima.