Un cambio de chip favorable

A lo largo de la presente temporada, el Deportivo Alavés de Luis García Plaza se ha enfrentado a rivales de todo tipo y, si ha logrado establecerse en la zona alta de Segunda División, ha sido gracias a su gran capacidad de adaptación a los diferentes escenarios que le han propuesto cada uno de ellos. Sin embargo, los equipos se van conociendo cada vez más con el paso de las jornadas y, en las dos últimas, tanto el Burgos como el Albacete han sabido cómo desarticular al conjunto babazorro, que suma dos partidos sin conocer la victoria.

Para ello, castellanoleoneses y manchegos emplearon un planteamiento en bloque bajo –es decir, con sus tres líneas muy cercanas a su propia portería– que dificultó sobremanera la elaboración ofensiva del cuadro gasteiztarra, quien, en sus anteriores compromisos ligueros, había explotado los espacios, ahora inexistentes, a la perfección. Algo que los albiazules trataron de remediar por medio del balón parado, mediante el que sí crearon ocasiones de gol, aunque no las suficiente para lograr un buen resultado.

Una problemática que Luis García deberá solucionar lo antes posible, pues, a sabiendas de lo anterior, muchos equipos van a jugar así al Alavés mientras le siga arrebatando puntos, pero para la que, como mínimo, contará con una semana más de trabajo. Esto último se debe a que, afortunadamente, la narrativa que se va a encontrar el conjunto vitoriano mañana, desde las 16.15 horas, en el Estadi Nacional de Andorra va a ser muy diferente a la de sus anteriores partidos.

Salvo sorpresa, teniendo en cuenta las actuaciones realizadas hasta ahora por la escuadra de Eder Sarabia, el Glorioso pasará de verse obligado a llevar la batuta del encuentro a, con escasa capacidad de respuesta, tener alrededor de un 30 % menos de posesión que su rival, lo que, por consiguiente, volverá a poner a prueba esa adaptabilidad de la escuadra babazorra que se ha mencionado previamente. Además, no en condiciones óptimas, porque, al igual que ante el Albacete, volverá a haber rotaciones en el once.

Buenos resultados

Ahora bien, aunque cambiar la mentalidad de manera tan extrema siempre sea una tarea exigente, lo cierto es que al Alavés no se le ha dado nada mal dejar que sus rivales controlen el balón. Se podría decir, incluso, que los albiazules han mostrado su mejor versión en esos partidos en los que, sin la pelota en su haber, ha conseguido someter a sus contrincantes a través de su peligrosidad en ataque, la cual sufrieron de primera mano adalides de la posesión como el Mirandés, Las Palmas o la Ponferradina.

No obstante, para que el potencial reactivo del Glorioso dé sus frutos, va a ser fundamental que sus individuales ofrezcan su mejor versión. En especial, jugadores como Luis Rioja y Xeber Alkain, quienes, aprovechando las combinaciones con la sala de máquinas, deben aprovechar su velocidad y valentía para superar a los defensores rivales y generar así espacios en otras posiciones, lo cual, hasta los choques ante el Burgos y el Albacete, había sido una de las principales armas ofensivas del equipo.

En relación con lo anterior, no hace falta recordar la importancia de aprovechar las ocasiones. Muchos de los puntos que ha conseguido el Alavés hasta ahora han llegado gracias a su efectiva pegada y, en los dos últimos encuentros, esta ha brillado por su ausencia. Pese a que en Segunda División no se castigan tanto los errores, un firme candidato al ascenso no debe desaprovechar oportunidades tan claras como la que tuvo el propio Rioja en suelo burgalés o, sin ir más lejos, Miguel De la Fuente este miércoles en Mendizorroza.

Sea como fuere, lo positivo en una semana tan ajetreada, y en la que ninguno de los dos resultados cosechados ha sido favorable, es que la visita al Andorra puede cambiar la percepción con la que se llega al choque. Un buena actuación, a poder ser con los tres puntos, pondría a la escuadra gasteiztarra en una gran posición para atacar de nuevo el liderato, puesto que, cabe recordar, los dos próximos compromisos, Sporting y Real Oviedo, serán en Mendizorroza, donde siempre se parte con ventaja.