El calor no siempre es enemigo de la fiesta. Al menos no para los vecinos de Noáin que, a pesar de los 36ºC, esperaron con ansias que dieran las 12.00 horas. Todo quedó preparado: los cuatro gigantes colocados enfrente del ayuntamiento, expectantes, la EZK txaranga tocando para crear ambiente y un público más que animado porque había llegado el día: por fin podían disfrutar de las fiestas de Noáin.
Eneko Lobato esperaba “no pasar mucho calor y pasármelo muy bien, por lo que iré a la piscina y beberé mucha agua. También me iré de potes alrededor de la plaza de los Fueros". Andrea Ruiz y Ciriaco Flaño, vecinos de toda la vida, desearon, sobre todo, que “la juventud disfrute con respeto, que es lo que les toca”. Aunque ellos también tienen todo un programa de actividades diseñado para estos días: “estaremos con los nietos, aunque alguna comida de sociedad y de jubilados ya haremos”, comentaba Ciriaco. Al igual que Eneko, la solución para soportar el calor del matrimonio es “mojarnos por dentro y por fuera”, bromeaban.
Por otro lado, Gorka se situó delante del ayuntamiento, muy valiente porque no buscó una sombra. A falta de dos minutos para que se lanzara el cohete, deseó que “no haya ninguna agresión sexista y el pueblo pueda disfrutar las fiestas con el respeto que debemos tenernos entre nosotros”.
Los vecinos de Noáin cambiaron los abanicos rojos por los pañuelos y los levantaron en el momento en el que vieron salir a Raúl de la Fuente, director de cine galardonado con tres Goyas y encargado de tirar el cohete. Muy animado, comprobó que el micrófono funcionaba correctamente: “¡ey!”. El público repetía y le prestaban atención; nunca se había sentido tan escuchado como en ese momento.
“No hay mayor reconocimiento para un vecino que tirar el chupinazo de las fiestas de su pueblo; el pueblo en el que ha nacido y se ha criado. Tanto mi familia como yo estamos muy agradecidos por este honor y por el cariño que siempre hemos recibido de Noáin. Mis padres llegaron aquí hace 50 años a buscar una vida mejor y aquí la encontraron”, contó emocionado.
Al ver que se estaba alargando quiso abreviar su discurso: “Bueno, basta de charlas, a disfrutar de las fiestas, ni un paso atrás. Como escuché una vez, un noaindarra nunca retrocede, da media vuelta y sigue avanzando, ¡felices fiestas!, gora Noaingo jaiak!”.
En cuanto sonó el ¡txispum! los noaindarras se colocaron los pañuelos al cuello y la txaranga no esperó ni un segundo más para tocar Si no tienes un duro. Comenzaron los bailes al ritmo de la música; ya habían llegado las fiestas.
Después, como es costumbre, se tiraron caramelos desde el ayuntamiento. Parecía en ese momento que los rayos de sol apenas se sentían porque todos los niños pasaron al sol a recogerlos. A nadie le amarga un dulce, ni siquiera con calor.
Sebastián Marco, elegido alcalde por tercera vez, podría considerarse un experto en la preparación del programa de fiestas, aunque, como él comentó, “cada año es muy especial. Sobre todo este porque me agrada mucho que Raúl haya sido el designado para tirar el chupinazo, tanto por él como por su familia”. Confesó que las fiestas son “un momento de relajación absoluta. El resto del tiempo puede haber algún problemilla político, pero para las fiestas estamos todos muy unidos. Quizá también porque es lo que se merece el pueblo. Es un gustazo ser alcalde cuando toca vivir estas cosas”.
Una de sus principales preocupaciones son los incidentes sexistas, por lo que pide que “haya mucho respeto y que ninguna mujer se sienta incómoda, porque nos lo merecemos todos y todas”. Además, destacó de entre sus actividades favoritas la bajadica del ángel, que va a tener lugar a las 19.00 horas, y la comida para “entreverados”, el día 24 a las 14.30 horas en la carpa de la plaza de los Fueros: “medio pueblo está ya apuntado, así que va a ser algo muy grande”.
A Raúl de la Fuente le seguían brillando los ojos minutos después del chupinazo. Estaba exuberante, como cuando un hijo pródigo regresa a su hogar. “Como he dicho en el balcón, creo que es el mayor reconocimiento que un vecino puede recibir y así lo he aceptado, con mucho orgullo y agradecimiento. Es un momento en el que te acuerdas de tu propia vida, de un pasado que queda lejano, pero que es tuyo. Noáin, a fin de cuentas, guarda toda mi infancia: la primera moto, las primeras novias, los momentos con mis amigos. Son momentos que te marcan la vida. He tenido que hablar muchas veces en público, pero nunca me había sentido tan nervioso... al final es mi pueblo y es lo que hay”.
Han comenzado las fiestas de Noáin, con muy buenos deseos, muchas ganas de disfrutar y, sobre todo, los recuerdos de una vida en este pueblo. Que se preparen los noaindarras porque comienzan unas fiestas de película.