UPN repitió hasta la saciedad que el parking de la calle Sangüesa se iba a construir a pesar de las protestas vecinales. El 11 de agosto, dos días después de que el Ayuntamiento de Pamplona empezara a taladrar la acera, Aitor Silgado, concejal de Proyectos Estratégicos, se reunió con comerciantes y les volvió a confirmar que el aparcamiento se hacía "sí o sí".
Algunos negocios –que durante más de un año iban a convivir con ruidos, excavadoras y una zanja de 15 metros de profundidad– decidieron abandonar la calle Sangüesa, y Amanda Jiménez Holgado, propietaria del Centro Auditivo Belarria, en el número 24, pidió un préstamo de cinco cifras para poder empezar de nuevo en la calle Tafalla.
El 17 de agosto, la alcaldesa Cristina Ibarrola anunció, por sorpresa, la "suspensión temporal" del parking. "No me lo podía creer. Aitor Silgado me lo había prometido a la cara. 'El parking se hará sí o sí'. ¡Qué cachondeo! Me enfadé muchísimo. Decidí irme porque no podía ejercer mi actividad con el ruido y las vibraciones. Vivo de mi negocio, no puedo estar dos años sin trabajar y mis pacientes dependen de mí. Es inaceptable que tenga que asumir pérdidas económicas por una mala gestión del Ayuntamiento", critica Amanda, que denunciará al Consistorio por daños y perjuicios y reclamará que le indemnicen.
Hace dos años y medio, Amanda inauguró el Centro Auditivo Belarria, especializado en trastornos que afectan a la audición, en tratamientos que estimulan los nervios auditivos y en tapones a medida. Amanda también cuenta con una sala insonorizada donde realiza pruebas de audiología y simula sonidos de la vida cotidiana para ajustar los audífonos.
Según la Orden foral sobre el funcionamiento de los locales de audioprótesis, estos establecimientos solo pueden adaptar audífonos si cuentan con una sala sonoamortiguada que presente en su interior un nivel sonoro inferior a 40 decibelios.
"Los ruidos y vibraciones de los trabajos previos de las obras impedían que adaptara audífonos y realizara audiometrías. La comunicación con el paciente también se volvió más compleja", recuerda Amanda, técnico superior en audiología protesíca.
Amanda empezó a buscar nuevas bajeras en el II Ensanche y tomó la decisión en "el último minuto". El "detonante" fue el 9 de agosto, cuando UPN comenzó a taladrar la acera de la calle Sangüesa y a levantar los alcorques de los árboles.
"Me vi sin ninguna salida. No tenía otra opción más que marcharme. Debía buscarme la vida porque no podía estar dos años sin trabajar. Mi negocio no puede depender de si se va a construir un parking o no", confiesa. Además, dos días después, se reunió con Silgado, que le confirmó que el proyecto del aparcamiento iba para adelante. "Me fíe de su palabra", asegura.
Amanda avisó a su arrendatario de que se iba a causa de las obras, rompió el contrato de alquiler de 10 años de vigencia y se puso a buscar un local que se adecuara a sus condiciones. "No fue nada fácil. En el II Ensanche, te mueves una calle y los alquileres cambian completamente. Los precios son exagerados", lamenta.
Amanda encontró una bajera en la calle Tafalla 28 –donde se ubicaba la tienda nutricionista Naturhouse– firmó el contrato de alquiler y pidió permiso al Gobierno de Navarra y al Ayuntamiento de Pamplona para poder realizar las obras, que se prolongarán, como mínimo, tres meses.
El 17 de agosto, Cristina Ibarrola anunció que se suspendía temporalmente la construcción del parking y el arrendatario de la calle Sangüesa llamó a Amanda para comunicarle que se podía quedar en la bajera. "Le di la mala noticia de que ya había firmado otro contrato y que no podía dar marcha atrás. Estoy muy frustrada y con ansiedad", asegura.
Un préstamo
En la actualidad, transforma la bajera de la calle Tafalla en un centro auditivo: altavoces, equipos de electromedicina, paneles acústicos o una sala insonorizada.
Además, debe superar la inspección de Sanidad –un centro auditivo se considera un establecimiento sanitario– y un análisis acústico en el que técnicos comprobarán que la cabina sonoamortiguada no presente en su interior un nivel sonoro superior a 40 decibelios. "Con el traslado, estoy perdiendo mucho dinero", señala.
Para hacer frente a los gastos de las obras, Amanda ha pedido un préstamo de cinco cifras con tipos de interés "muy altos". "Tengo que hacer una inversión más cara que hace dos años y medio porque ahora todo cuesta más. Justo ahora me estaba recuperando de la anterior inversión. No soy un gran comerciante que me puedo cambiar de ubicación como si nada", critica.
Amanda tiene dos meses de carencia –agosto y septiembre– para realizar las obras en el local de la calle Tafalla y en octubre tendrá que abonar doble alquiler: "No puedo estar sin trabajar. Así que también pagó la bajera de la calle Sangüesa, donde sigo atendiendo a mis pacientes".
En ambos casos, abona la misma cantidad, aunque la nueva bajera es casi tres veces más pequeña: 58m2 frente a 160m2. . Por suerte, no afecta a la atención de los pacientes: "La sala insonorizada será la misma", apunta.
Denuncia al ayuntamiento
Después de la reunión que Aitor Silgado mantuvo con los comerciantes, Amanda le envió un correo electrónico en el que le explicaba su situación y le pedía que buscara una solución a su caso. Un mes después, no hay respuesta.
Ante esta situación, Amanda tomará medidas legales contra el Ayuntamiento y denunciará al Consistorio por daños y perjuicios. "Quiero que me recompensen de alguna forma. Es inaceptable que tenga que asumir pérdidas económicas por una mala gestión política del Ayuntamiento", finaliza.