Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. En 2022, fallecieron en el Estado 121.341 personas, el 26% del total de fallecimientos. Cada año, se registran 70.000 bajas laborales por esta causa. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, son también la primera causa de hospitalización en Euskadi, con 31.016 altas hospitalarias. Detrás de estos datos, en la mayoría de casos hay una enfermedad silenciosa: la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECVA).
Bilbao acoge, ayer viernes y hoy sábado, un congreso que reúne a cardiólogos de todo el Estado en la Torre Iberdrola. La multinacional farmacéutica Novartis organiza la cita, que busca abordar el impacto y las últimas actualizaciones en enfermedades cardiovasculares. En Onda Vasca con Txema Gutiérrez hemos hablado de esta cita con el doctor Ángel Sebastián, médico del servicio de Medicina Interna y jefe de la Unidad de Riesgo Vascular de Cruces.
El envejecimiento aumenta el riesgo cardiovascular, "que se puede ver acentuado por un mal control de ciertos factores de riesgo", explica el doctor Sebastián: "El exceso de colesterol, el azúcar, la diabetes o la tensión mal controlada pueden hacer que se genere cierto grado de inflamación en el interior de las arterias". Puede darse el caso de que éstas se obstruyan completamente mediante la acumulación de sustancias, o bien que parte de esa placa acumulada se desprenda, circule por nuestro sistema y termine por obstruir otras arterias de menor calibre.
Colesterol "malo" o "bueno"
El conocido como "colesterol malo", el LDL, es el que provoca esos problemas en las arterias. Podremos influir en su nivel con una buena alimentación, evitando fumar y realizando ejercicio físico. El HDL o "colesterol bueno" es el más benigno pero, a diferencia del LDL, suele tener niveles bajos y estar determinado genéticamente, por lo que cuesta elevarlo.
Las mujeres, más propensas
Las enfermedades cardiovasculares tienen un componente hormonal. Esto quiere decir que ciertas hormonas presentes en las mujeres, especialmente en edad fértil, son cardioprotectoras. Cuando pasa esa edad fértil, desaparece también esa protección. Ése es el motivo por el que aumentan los riesgos cardíacos en la menopausia, equiparándose a los del sexo masculino.