Los días previos al pleno de política general, Lehendakaritza ofrece algunas pistas sobre la intervención de Iñigo Urkullu, pero el orador siempre se reserva uno o varios ases en la manga para sorprender en la tribuna. Los precedentes alimentan la expectativa de que la sesión de hoy, que además es la última de la legislatura, se salde también con varios anuncios de alcance sobre las medidas concretas que va a implementar, y con alguna denuncia categórica en materia de autogobierno. En los últimos años, los plenos le han servido para anunciar inversiones millonarias, aunque el contexto era extraordinario por el covid y la crisis energética y de inflación.
El año pasado, en plena crisis energética y con los precios al alza por la guerra en Ucrania, Urkullu anunció un nuevo paquete de medidas valorado en 400 millones de euros, una nueva deflactación del IRPF, y facilidades para que las empresas accedieran al crédito. También planteó al Gobierno español que se pusiera en marcha una Comisión Permanente de Traspasos para abordar el cumplimiento del Estatuto de Gernika que aún queda pendiente, una propuesta de desbloqueo que le haría llegar por carta al presidente Sánchez para que la tomara en consideración. Ante la ausencia de movimientos, el lehendakari insistió unos meses más tarde en dirigir el debate hacia un foro que ya existiera, la Comisión Bilateral de Cooperación, que estuvo a un paso de celebrarse antes de que Sánchez convocara las elecciones y diera al traste con las expectativas creadas. Por lo tanto, esta propuesta sí tuvo visos de realizarse, e incluso la vicepresidenta Calviño lo reconoció públicamente, unas intenciones que confirmaron en privado desde el Ministerio de Política Territorial de Isabel Rodríguez. La propuesta estuvo a punto de materializarse y quedó en el aire por las elecciones, lo que contradice el discurso de la oposición, que acusa a Urkullu de sacar un conejo de la chistera todos los años en materia de autogobierno y de lanzar propuestas que no van a ninguna parte o no tienen visos de realizarse.
SOBERANÍA Y ECONOMÍA
Un año antes, en 2021, el lehendakari había planteado recuperar la soberanía previa a 1839. Se refería a la pérdida paulatina de ámbitos de autogobierno que ha padecido Euskadi desde el Convenio de Bergara y la posterior abolición foral. Esa erosión dejó como único vestigio de bilateralidad con el Estado el Concierto Económico, que el lehendakari propone extender al ámbito político. También puso sobre la mesa una propuesta para relanzar la economía tras la pandemia, con un total de 1.600 millones, de los cuales 250 serían movilizados de inmediato, y el resto llegaría por la vía de los Presupuestos y de los fondos europeos.