Petardazo gordo en el momento más inoportuno. El Surne Bilbao Basket abandonó el Palau Girona-Fontajau con un contundente sopapo a cuestas (84-59) y ve alejarse en el horizonte sus opciones de clasificación para la Copa, que ya eran complicadas y ahora pasan a habitar en el terreno de lo milagroso. El conjunto vizcaino se vio en todo momento a merced de un Bàsquet Girona que dominó la contienda a su antojo, destrozándola en el tercer acto con un contundente parcial de 15-2 y con la pizarra de Aíto García Reneses dibujando un ecosistema que destruyó por completo a los hombres de negro.
La retaguardia catalana minó las distancias cortas e intermedias, llenó de cuerpos las zonas de la cancha que más necesitan jugadores como Ludde Hakanson, Adam Smith o Jeff Withey para desarrollar su juego, sobre todo la cabecera de la zona, y el juego ofensivo de los vizcainos se desplomó, con su ataque limitándose en amplias fases de la contienda al lanzamiento de triples, recurso insuficiente para complicar la vida a un rival enrachado y sin complejos, encantado ante la posibilidad de poder correr de forma constante.
Y lo que fue tortura, dificultades y paupérrimo rendimiento en las filas visitantes fue desenfreno en las locales, con Marc Gasol jugando como los ángeles (19 puntos, 29 de valoración), Quino Colom distribuyendo con finura y Roko Prkacin (18 puntos en 17 minutos) demostrando su calidad y su etiqueta de notable promesa continental.
Si los primeros espadas de Aíto cumplieron con nota, apenas hubo noticias de los visitantes, anulados por la defensa rival. Emir Sulejmanovic, Denzel Andersson y Álex Reyes (15, 12 y 10 puntos respectivamente) intentaron dar la cara, pero fue insuficiente porque poco más destacable se vio en Fontajau, con Hakanson y Smith desactivados y sin canastas en juego hasta el descanso y Withey desaparecido completamente tanto en ataque como en defensa, más preocupado de las protestas y las quejas que de las claves del juego. Marc Gasol hizo con él lo que quiso.
Dificultades de inicio
La puesta en escena de los hombres de negro no fue nada positiva. Con mala circulación de balón e incapaces de generar situaciones favorables para anotar salvo los triples de Andersson, los anfitriones encontraron facilidades para salir al galope y sumar puntos con facilidad gracias a la capacidad de distribución y ejecución de Colom. El acierto desde la línea de 6,75 del sueco, con tres dianas, fue fundamental para no perder de inicio la estela del rival (11-9 tras siete minutos de juego), pero se antojaba necesario encontrar nuevos recursos sobre todo en las distancias cortas e intermedias. Sin embargo, solo Reyes arrimó el hombro en la faceta anotadora, el Girona encontró muchos más recursos por parte de sus jugadores de banquillo y el primer acto se cerró con un peligroso 22-14 y un horrible 5 de 17 en tiro (1 de 6 de dos) para los visitantes, doblados además en el rebote.
Y los problemas, en lugar de solucionarse, aumentaron. Incapaces de activar a sus jugadores en las cercanías del aro y con sus ataques convertidos en una predecible sucesión de triples sin demasiado acierto, la primera desventaja de dobles dígitos (28-17) se convirtió en realidad a 6:22 del descanso, con Prkacin ofreciendo múltiples soluciones a los de Aíto. Ponsarnau paró el encuentro y un parcial de 0-6 amagó con reactivar al Surne Bilbao Basket, pero fue un espejismo.
El ataque vizcaino, incapaz de descifrar los entresijos de la defensa catalana, reincidió en sus errores, Gasol y Colom reactivaron su conexión y el 37-28 al descanso pintaba un panorama complicado, más por las malas constantes vitales que transmitía el juego de los visitantes que por el resultado en sí mismo. Con Smith limitado a dos tiros libres anotados, Hakanson y Withey con un rosco en su casillero de puntos y solo cuatro tiros de dos puntos anotados de trece intentos, la falta de equilibrio de su juego era incompatible con la victoria si no se producía un paso al frente en cuanto a intensidad y criterio ofensivo.
El desplome
En la reanudación, Hakanson firmó sus primeros puntos con un triple, pero la respuesta del Bàsquet Girona fue contundente, un 15-2 con dos triples y una canasta a la media vuelta de Marc Gasol ante un desquiciado Withey. El 52-33 en el ecuador del tercer cuarto fue ya una losa imposible de levantar. El conjunto de Aíto García Reneses jugaba a placer mientras que los de Ponsarnau se vieron envueltos en una tela de araña de la que no fueron capaces de salir. Así las cosas, poca historia tuvo el encuentro hasta el último bocinazo.
Tras el 62-42 a diez minutos del final, Sulejmanovic fue el único jugador visitante que intentó acabar el partido con energía y sin perderle la cara del todo al choque. El público local disfrutó con el juego de los suyos, Ponsarnau se desesperó con el de los hombres de negro y el 84-59 final certificó el sopapo a un colectivo que llegó a Girona con la moral por las nubes y sueños de grandeza para salir con el rabo entre las piernas y un duro golpe de realidad.