Un escándalo sacude Bélgica después de que una investigación periodística haya revelado que el agua potable de una docena de municipios del sur del país contiene niveles excesivos de sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) y la opinión pública se pregunte si las autoridades ocultaron o minimizaron la información.
El foco se ciñe sobre la región sur del país, Valonia, señalada en el programa emitido por la radiotelevisión pública RTBF el pasado 8 de noviembre, y en concreto sobre la empresa pública de distribución de aguas, SWDE, que habría ocultado la abundante presencia de los llamados "químicos eternos".
Las PFAS son un conjunto de unos 4.700 agentes químicos sintéticos que se acumulan en los seres humanos y en el medio ambiente y pueden provocar problemas de salud como daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer, según la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Debido a sus propiedades impermeables tanto al agua como a la grasa, a su resistencia al calor y a su gran estabilidad, esas sustancias fabricadas por el ser humano se utilizan en una amplia variedad de productos, que van desde las cajas de pizza a los componentes electrónicos pasando por el teflón o productos de limpieza.
La investigación periodística reveló que los 12.000 habitantes de la localidad de Chièvres, y de al menos otros once municipios valones, consumieron entre octubre de 2022 y marzo de 2023 agua con un nivel de contaminación por PFAS cinco veces superior al máximo de 100 nanogramos por litro.
Ese es el nivel máximo establecido por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, techo que será obligatorio respetar en la UE cuando entre en vigor la nueva directiva sobre la calidad de las aguas destinadas al consumo humano en 2026.
Los expertos médicos, no obstante, señalan que no hay un baremo a partir del cuál esas sustancias son peligrosas y señalan que una sola molécula consumida ya entraña un riesgo.
La investigación de RTBF señala que fue la empresa de aguas la que realizó esos análisis y que ni esta ni las autoridades regionales informaron sobre el asunto ni tampoco actuaron.
Reacción gubernamental
La ministra regional valona de Medio Ambiente, la ecologista Céline Tellier, bajo cuya responsabilidad opera la empresa de distribución de agua, ha comparecido este martes en sede parlamentaria, donde ha dicho que no recibió "información sobre amenaza inminente para la salud pública" pero ha reconocido una "falta de vigilancia política".
"Si hubiera sido alertada de un riesgo para la salud, habría tomado medidas", ha dicho.
Tellier, quien hace unos días cesó al asesor de aguas de su gabinete, ha anunciado que el Gobierno de Valonia financiará análisis de sangre voluntarios a todos los habitantes de la zona de Chièvres, a unos 60 kilómetros al sur de Bruselas y cerca de la frontera con Francia.
También se redoblarán los esfuerzos para identificar todos los puntos que puedan estar contaminados, ha añadido la ministra regional.
Polémicas anteriores
No es la primera vez que las PFAS generan polémica en Bélgica, donde en 2018 las autoridades ignoraron una alerta del Ejército estadounidense, que tiene una base en la localidad de Chièvres, implicada también en este nuevo escándalo.
Las autoridades castrenses de EEUU detectaron el problema y empezaron entonces a entregar agua embotellada a sus soldados ante la contaminación derivada del uso de espuma antiincendios, mientras que las autoridades locales no informaron a los habitantes de la región.
Poco después, en 2021, otro escándalo relacionado con las PFAS consternó a la población belga cuando un activista y la organización ecologista Greenpeace demostraran que existían niveles extremadamente altos de "químicos eternos" alrededor de una fábrica en Zwijndrecht, cerca de Amberes (norte), de la compañía estadounidense 3M.
Los análisis arrojaron valores unas 26 veces por encima de los aceptados.
Un año después, la compañía llegó a un acuerdo amistoso con las autoridades flamencas para 571 millones de euros para descontaminar el suelo y controlar la potencial dispersión de los químicos.
Debate europeo
El pasado mes de febrero, el diario francés 'Le Monde' publicó el primer mapa europeo de la contaminación por PFAS, una iniciativa denominada 'Forever Pollution Project' que identificaba 17.000 lugares con polución por esas sustancias en territorio comunitario.
Dentro del debate europeo sobre el nivel de PFAS que debe aceptarse, varios países como Dinamarca, Alemania, Noruega, Suecia y Países Bajos quieren eliminar completamente esas sustancias del reglamento de productos químicos de la UE, conocido como REACH.
Una petición secundada por distintas oenegés propone eliminar las PFAS de los productos de consumo en 2025 y desterrarlas completamente en 2030.