Un equipo internacional ha evaluado durante ocho años el comportamiento de 1,4 millones de individuos medicados periódicamente con betabloqueantes y ha observado que los pacientes eran menos agresivos cuando tomaban estos fármacos que cuando no los tomaban.
Si los resultados se confirman, los betabloqueantes podrían emplearse para controlar la agresividad en las personas con trastornos psiquiátricos.
Los resultados del estudio, realizado por investigadores de Oxford (Reino Unido) y el Instituto Karolinska (Suecia), se han publicado este martes en la revista PLOS Medicine.
¿Qué son los betabloqueantes?
Los betabloqueantes (Î-bloqueantes) se usan para tratar dolencias cardíacas como hipertensión, angina de pecho, episodios cardiovasculares agudos, insuficiencia cardíaca y arritmias, así como para la migraña, los síntomas del hipertiroidismo y el glaucoma.
Estos fármacos también se utilizan para la ansiedad y se han sugerido para la depresión clínica y la agresividad -aunque existen dudas sobre su efectividad para estos casos-.
Además, se han relacionado con un mayor riesgo de comportamiento suicida, aunque sin pruebas concluyentes.
Para hacer el estudio, Seena Fazel, de la Universidad de Oxford, y sus colegas del Instituto Karolinska analizaron los resultados psiquiátricos y conductuales de personas hospitalizadas por trastornos psiquiátricos, con conductas suicidas, y acusados de delitos violentos.
En total compararon el comportamiento de 1,4 millones de individuos en Suecia medicados con betabloqueantes entre 2006 y 2013 con los periodos en los que no tomaban la medicación.
El estudio concluye que en los periodos de tratamiento con medicación, los individuos tenían un riesgo un 13% menor de ser acusados de un delito violento por la policía, un riesgo un 8% menor de hospitalización debido a un trastorno psiquiátrico, y un riesgo un 8% mayor de tener un comportamiento suicida.
No obstante, estas asociaciones variaban según el diagnóstico psiquiátrico, los problemas psiquiátricos anteriores, la gravedad y el tipo de afección cardíaca que les obligaba a tomar betabloqueantes.
Investigaciones anteriores han relacionado las patologías cardíacas graves con un mayor riesgo de depresión y suicidio.
Los resultados de este estudio sugieren que para las personas que padecen ansiedad y otros síntomas asociados con problemas cardíacos graves, el uso de betabloqueantes aumenta el riesgo de sufrir eventos psiquiátricos graves.
Los autores concluyen que para comprender el papel de los betabloqueantes en el tratamiento de la agresividad y la violencia, hacen falta más investigaciones que incluyan ensayos controlados aleatorizados.
Si se confirman los resultados de este estudio, podría considerarse el uso de betabloqueantes para tratar la agresividad y la violencia en algunas personas.
"En un estudio real de 1,4 millones de personas, los betabloqueantes se asociaron a una reducción de los delitos violentos en individuos con trastornos psiquiátricos. Reorientar su uso para controlar la agresividad y la violencia podría mejorar los resultados de los pacientes", concluye Fazel.