La pretemporada ha servido para vislumbrar alguna pista acerca de las intenciones del Alavés de ser un equipo dominador, que lleve la manija de los partidos en Segunda División y con capacidad para, por momentos, tejer un juego asociativo, tanto en la sala de máquinas como en la zona de tres cuartos.
Sin embargo, es factible que muchos duelos se embarren más de la cuenta o que los rivales tiendan múltiples trampas. En una categoría tan áspera donde pequeños detalles marcan, a la postre, la diferencia, de lo que no hay duda es que habrá que picar mucha piedra en pos del objetivo final.
En estos duelos de preparación Luis García ha encontrado un filón para generar peligro y ver allanado el camino hacia el gol en las jugadas a balón parado. No en vano, el entrenador madrileño cuenta con dos especialistas que pueden erigirse en los mejores asistentes de la competición. Uno de ellos, Toni Moya, ya dejó patentes sus habilidades la pasada temporada, aunque el extremeño tiene visos de quedar eclipsado este curso por otro auténtico especialista como Salva Sevilla.
Si algo tiene el incombustible almeriense de 38 años, además de oficio, veteranía y tablas en los momentos complicados, es un sutil golpeo de balón. Llegado a Vitoria casi como el ojito derecho de Luis García, con el que consiguió una notable química en el Mallorca, Sevilla será el principal motor del juego ofensivo del Alavés y, sobre todo, el futbolista que bote todas las faltas laterales y saques de esquina.
Para extraer provecho de sus virtudes, por razones obvias, será necesario contar con algún rematador solvente dentro del área o, en su defecto, centrales que vayan bien por arriba cuando se incorporen al área. En esa compleja tarea anda sumergido el director deportivo Sergio Fernández, obligado a fichar algún nueve y centrales con muchos centímetros que puedan aprovechar la facilidad de Sevilla para poner el balón prácticamente donde le plazca.
Además, explotar la estrategia no debería resultar desconocido. Y es que el Alavés ha sido tradicionalmente un equipo que en las campañas anteriores siempre se ha nutrido en el aspecto goleador de las acciones a balón parado. Laguardia ha sido un goleador inesperado en algunos partidos con sus testarazos, de ahí la idoneidad de reclutar defensas con habilidad para el juego aéreo si el maño no termina concretando su renovación con la entidad del Paseo de Cervantes.
El staff técnico de cualquier club profesional trabaja de forma concienzuda hoy en día la estrategia y el Alavés dispondrá, a priori, de dos futbolistas idóneos para servir balones en bandeja a sus compañeros.