Hace unos cuantos años, en la era Pachi Izco, había un directivo de Osasuna –nunca supe quién era– que decía que ya me había calado y que yo era hincha de la Real Sociedad. Para mi perplejidad y sin pruebas, que no recuerdo haberle escrito ni un panegírico a los txuri urdin. Otra cosa es que haya grandes lazos de amistad entre Osasuna y Real, y entre sus aficiones, y otra cosa es que, con tantos navarros por allí, comenzando por Merino y Monreal, haya un interés especial en la marcha del equipo. Pero el otro día comencé a pensar si no tendría algo de razón, porque descubrí, con sorpresa, que me había disgustado mucho la grave lesión de Oyarzabal. Un futbolista admirable del que, entre sus muchas virtudes, asombra la veteranía que ejerce con apenas 24 años. Un jugador distinto, de los que hacen más grande la Liga. Y no voy a seguir, que me están dando ganas de ponerme un jersey en los hombros y comerme un helado.
Osasuna
Un futbolista admirable
En un párrafo