“No es un espectáculo para gustar, es una obra hecha para servir de otra manera”, para ayudar a reflexionar, a mirarse al espejo y ver que, aunque parezca imposible, en el uso de la violencia el ser humano se empeña de manera constante en tropezar con la misma piedra. Sobre estos fundamentos generales, y tomando como referencia Hécuba y Las Troyanas de Eurípides, la compañía gasteiztarra Ortzai construye Perra. La cuadragésimo séptima edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz acoge hoy su estreno, una puesta de largo que va a llenar el Principal no solo entre las butacas, sino también sobre el escenario, por donde llegarán a pasar unas 60 personas.
Más que hablar de la venganza, el grupo apuesta en este acercamiento fiel a ambos textos por poner en valor el concepto de la justicia. La propuesta quiere ser un “grito” contra la brutalidad humana, siguiendo la estela de Eurípides. “Hablaba de eso y, aunque entonces no se les pusiese esos nombres, también de género, de la violencia contra las mujeres y de la memoria histórica”, apunta el dramaturgo, director y actor vitoriano Iker Ortiz de Zárate, fundador de Ortzai.
“Nos encantaría llegar a todo el público, por supuesto, pero sobre todo a las personas jóvenes”, a quienes tienen entre sus manos el presente pero también el futuro de una humanidad que parece hacer su camino de conflicto en conflicto, relatando guerras en las que los rostros de los perdedores siempre tienen el mismo aspecto, “el de las mujeres”. Es uno de los ejes de una producción que llega al Principal hoy a partir de las 19.30 horas, quedando todavía algunas pocas entradas disponibles.
Actualidad sorprendente
Dice Ortiz de Zárate que con esta obra “no pretendemos cambiar el mundo, pero seguro que algo podemos aportar”, máxime teniendo en cuenta el panorama de destrucción que se puede trazar tanto lejos como cerca. Un granito de arena en el que la compañía presenta un amplio reparto en el que, más allá del alto número de figurantes, se encuentran nombres como los de Teresa Ibáñez, Andoni Lauzurika, Iñaki Balboa, María Bilbao, Itsaso Alicante, Idoia Rebollo, Carlos Larrera, Ana Gómez Alday y Guillermo Hernández, entre otros.
Todos suman para construir un montaje que, como dice Lauzurika, “tiene una sorprendente actualidad”, más allá de que se respeten personajes y textos, más allá de incluir algún pequeño añadido para dar coherencia al conjunto teniendo en cuenta que para hacer esta obra se ha trabajado sobre dos textos diferentes, aunque su origen sea el mismo. En este caso, todo arranca en el día posterior a la caída de Troya a manos del ejército griego.
Ortiz de Zárate reconoce que el proceso de construcción de la propuesta no ha sido sencillo. “Es de esos proyectos que, por ejemplo como director, te pone en tu sitio, te hace ver tus limitaciones y lo que te queda por aprender”. Al fin y al cabo, eso es la propia vida, un aprendizaje constante en el que a veces, como es el caso, una compañía de teatro presenta lo que debe y no tal vez lo que le resultaría más cómodo o fácil de trabajar.
Ahora, eso sí, llega el momento del público, de quienes compartan la historia de una Hécuba a la que, en teoría, los dioses perdonaron convirtiéndola en perra, una palabra elegida para el título también por “todas las connotaciones que tiene o le conferimos”.