Bilbao
– San Mamés se prepara para dar la bienvenida a la competición y al tercer proyecto liderado por Ernesto Valverde. Empieza el fútbol de verdad con un partido que entraña su peligro porque al rival, el Mallorca, hay que encuadrarlo en el grupo de los aspirantes a eludir el descenso. Todo lo que no sea sumar los tres puntos generará decepción en un entorno que confía en pasar página después de una campaña donde predominaron los grises ante la imposibilidad de cumplir las expectativas. Esta tarde se trata de que el Athletic logre despejar la lógica incertidumbre que siempre preside la jornada inaugural con una actuación que reactive el ánimo de la afición.
La previsible actitud del visitante planteará un examen complejo. Javier Aguirre no se anda por las ramas, consciente del potencial de una plantilla que el curso pasado certificó la permanencia en el último suspiro, su prioridad es no hacer concesiones. Apuesta por un dibujo que carga la mano en la retaguardia con tres centrales y reúne a muchos efectivos de corte defensivo. Busca a toda costa el desgaste del rival y, en el mejor de los casos, exprimir las escasas aventuras ofensivas que organiza. El Athletic está advertido, los resultados de los isleños en pretemporada no engañan: un único gol recibido y de penalti.
A los chicos de Valverde les va a tocar cargar con la iniciativa, perseverar, ser pacientes y, al mismo tiempo, dinámicos, afilados. Con estas premisas, en absoluto resulta arriesgado afirmar que el signo del duelo dependerá básicamente de la inspiración. Dando por hecho que les va a tocar proponer y que la pelea discurrirá más cerca del área rival que de la propia, el índice de acierto aparece como clave en el resultado que se registre al cabo de los noventa y tantos minutos.
Un poco en esta línea se manifestó ayer el entrenador al asegurar que la consigna principal no es otra que “mandar”, hacerlo con y sin balón. No era una alusión concreta a la cita de hoy, se refería Valverde al fútbol que le pide al equipo al margen de la identidad del contrincante y del escenario. Pero claro, ante un Mallorca que, como se ha apuntado, va de cara, en el sentido de que asume con naturalidad su teórica inferioridad, no queda más remedio que gobernar la contienda, crear y atacar. Sin titubeos.
El estreno de la temporada 2022-23 incluye diversos alicientes extra. Aparte del estreno del familiar Valverde en la dirección del equipo, Iker Muniain va a sumar su partido 500. Se desconoce si será en calidad de titular, pero seguro que comparece sobre el césped recién plantado en La Catedral. Además, suscita curiosidad la composición del primer once oficial. La mayoría de las demarcaciones parecen tener dueño, pero no todas. Lo habitual suele ser que la formación que abre la liga esté cantada por lo visto en los amistosos, algo que en esta oportunidad no sucede.
ALTAS Y BAJAS