EL Puy de Dôme brotará entre el arcano de las grandes fotografías del Tour mañana. Un montaña especial, reverenciada por el mito de Anquetil y Poulidor subiendo hombro con hombro en 1964. Allí dejaron una imagen para la posteridad en sus acentuados duelos. La clase de Jacques, cinco veces campeón del Tour y el pundonor de Raymond, que jamás pudo vencer en París. El campeón elegante y el héroe del pueblo. En esa montaña se medirán nuevamente Pogacar y Vingegaard tras los dos asaltos pirenaicos en Laruns y Cauterets. De momento, firman tablas en su lucha cerrada por el Tour. El danés aventaja en 25 segundos al esloveno. Los dos dicen estar cada vez mejor. Juego mental. Después de ellos queda la nada y unos metros aún más lejos surgen los nombres que desean estar en la orla final de París.
Mikel Landa aspiraba a ese hueco. Imaginaba los Campos Elíseos como el sueño de una tarde de verano después de ser dos veces cuarto en la Grande Boucle. Sucede que al escalador de Murgia las escenas en los Pirineos le han situado lejos incluso de los teloneros, toda vez que Pogacar y Vingegaard son intocables salvo accidente. En Cauterets, Landa no se descartaba del todo y piensa en la tercera semana, donde mandarán los Alpes. El murgiarra no pensaba, sin embargo, estar tan fuera de foco. “Esperábamos más de las etapas de Pirineos tras el comienzo en el País Vasco, quisimos estar delante y no pudimos. No fueron nuestros mejores días y tocó limitar las pérdidas con vistas a los Alpes, y así no perder todas las opciones”, analizó en TVE Pello Bilbao, el sostén de Landa. El vizcaino ha rescatado al de Murgia de una pérdida mayor aún.
Entre el alavés y el podio, que cierra de momento Hindley, existe un arco temporal de más de cuatro minutos y de varios rivales que han ofrecido mejor rendimiento que él y que son parejos en la montaña. “El podio no está imposible, pero quizás tenemos que correr con otra mentalidad, no dedicarnos simplemente a seguir al grupo”, expuso el gernikarra. La extrañeza de un Tour que obligaba a estar en una gran forma al comienzo, tal vez haga que alguno de los aspirantes se debilite en la tercera semana, donde Landa espera recuperarse. Esa es al menos la teoría. Entre tanto, Pello Bilbao quiere buscar una victoria en una fuga y “probar”, tal vez, en el Puy de Dôme.