El fútbol vasco ha vivido este pasado fin de semana un nuevo caso de violencia en un campo de fútbol. Siguiendo el acta redactado por el árbitro del encuentro, una trifulca originada dentro del terreno de juego terminó con una batalla campal en la que participaron unas 100 personas entre las que se encontraban tanto jugadores como aficionados. El encuentro, que enfrentaba a los juveniles del Lakua con el Indautxu, finalizó con victoria para los visitantes.
Pelea del público en el césped
El árbitro recoge en el escrito que "nada más finalizar el encuentro, jugadores de ambos equipos procedieron a empujarse y encararse los unos con los otros. Escasos segundos después, 5 aficionados saltaron al terreno de juego y empezaron a encararse con el portero del Indautxu y uno de ellos le propinó un puñetazo en el ojo al guardameta".
Derivado de este golpe y siguiendo estríctamente la versión arbitral, "esto hace que aproximadamente 50 aficionados de ambos equipos salten al terreno de juego y comience una batalla campal de unas 100 personas, en la que participan tanto jugadores como aficionados".
En estos momentos, la integridad del árbitro "no estaba segura" y tuvo que ser "acompañado hasta los vestuarios" por "algunos trabajadores del Lakua", el equipo que ejercía como local. Minutos más tardes, las fuerzas de seguridad accedieron a las instalaciones deportivas de Sansomendi para controlar la situación y proceder a acompañar al colegiado hasta su vehículo para evitar "cualquier mal mayor".
Comunicado del Indautxu
A través de su cuenta oficial de instagram, el Indautxu ha "denunciado públicamente la agresión" sufrida por su portero cuando este "se dirigía al banquillo donde se encontraban sus compañeros y resto de componentes del club". Además, se ponen "a disposición de las autoridades competentes para depurar responsabilidades".