Un paseo por la Bizkaia medieval

El verano es la ocasión ideal, si el tiempo así lo permite por supuesto, de recorrer en moto los rincones -conocidos y a veces no tanto- de nuestros territorios. En esta ocasión, nos echamos a la carretera para hacer una ruta medieval por territorio vizcaino, para conocer y redescubrir dos espacios que conforman la historia viva de la zona.

Si salimos desde Bilbao, 21 minutos nos separan de nuestro primer destino, Butrón -una hora y diez minutos si la salida se efectúa desde Vitoria, una y veinte desde Donostia, y una hora y 57 minutos desde Pamplona-. Ya en Gatika, recorreremos una tranquila carretera hasta llegar a este castillo, que tal y como recuerdan desde el departamento de Turismo del Gobierno vasco nos traslada a la Edad Media, a las guerras banderizas entre diferentes bandos. Situado sobre una colina, encima de unas rocas, y rodeado de un bosque centenario, durante más de trescientos años, desde el siglo XVI, el castillo fue escenario de continuas luchas entre dos bandos de nobleza de Bizkaia.

“Pero Butrón no siempre fue un castillo; a mediados del siglo XIII la residencia de los Butrón era una casa-torre, y fue en el siguiente siglo cuando el V Señor de Butrón lo transformó en castillo. Cuando se acaban las cruentas luchas entre bandos, a principios del siglo XVI, queda abandonado y se va deteriorando, hasta que a finales del siglo XIX es restaurado adquiriendo la forma actual. El encargado del proyecto fue el arquitecto Francisco de Cubas, que en 1878, lo reconstruyó siguiendo los criterios imperantes en aquella época sobre los castillos principales de Europa”, señalan desde Turismo.

Y en la actualidad, la entrada al público de este castillo que a finales de 2021 fue comprado por un grupo inversor ruso está cerrada, pero su exterior merece más que la pena. Recorrer sus alrededores, quedarse con cada detalle de esta estructura, es lo que hace que esta edificación aún hoy siga siendo visitada por los turistas que no pierden la oportunidad de acercarse en su ruta hacia Bermeo.

Es precisamente allí hacia donde nos dirigimos nosotros al terminar de realizar este mágico recorrido por los alrededores del castillo de Butrón, visita obligada para conocer también el río del mismo nombre. Y es que volvemos a ponernos en carretera para, en esta ocasión, fijar nuestro rumbo hacia San Juan de Gaztelugatxe. Muchos ya conocen este espacio, con sus 241 escaleras, por series como Juego de Tronos, donde pasaba a ser Rocadragón, y que incentivaron el turismo en esta zona. Pero, ¿cuál es la historia de esta ermita?

Gaztelugatxe

En estos momentos cabe resaltar que, tal y como recuerdan desde la Diputación, hay que tener entrada para acceder a este espacio que antes era de entrada libre, precisamente, para controlar el flujo de visitantes, especialmente en época de vacaciones, cuando más excursiones y viajes aprovechamos para hacer. Para esta excursión además se recomienda llevar ropa y calzado cómodos. Y, tras subir los 241 escalones que nos separan de nuestro destino, nos encontraremos frente a frente con la archiconocida ermita, aunque desde la Diputación recuerdan que esa ermita que contemplamos a día de hoy no es la original, ya que debido a diferentes acontecimientos como batallas o incendios, la iglesia ha tenido que ser reconstruida en múltiples ocasiones.

“Se cree que la primera ermita fue construida en el siglo IX, para convertirse en convento durante el siglo XII. La ermita tuvo también un objetivo defensivo, protegiendo el poder del señorío de Bizkaia. Entre otros hechos históricos, el rey de Castilla Alfonso XI sitió Gaztelugatxe en 1334 persiguiendo a Juan Núñez de Lara”, recuerdan en ese sentido. Y es que este último se hizo fuerte en el peñón junto a otros caballeros vizcainos, resistiendo durante más de un mes los ataques.

Al llegar a la cima, además, antaño era tradición hacer repicar la campana que se encuentra al subir las escaleras, aunque ahora, tal y como publicó hace unos meses Deia, los gestores del espacio habían limitado su uso a los días especiales para los bermeotarras y a las horas a las que el colectivo de voluntarios adecentan el templo. Una de las razones para restringir su uso, recordaban entonces, son las aves que habitan o pasan por la zona.

Vista aérea de San Juan de Gaztelugatxe. Redacción DNN

Y, ¿qué más nos encontraremos al poner un pie en el último escalón? Ya recuerdan desde Turismo que San Juan de Gaztelugatxe ha sido escenario de piratas, akelarres y leyendas, y “no es casualidad que acumule títulos de maravilla más votada o enclave más valorado por viajeros de todo el mundo”.

Ellos mismos explican cómo al final de las escaleras tenemos la oportunidad de posar el pie sobre la huella que según dicen dejó allí San Juan Bautista, algo que trae buena suerte. “En lo alto te espera una pintoresca ermita y sobre todo unas espectaculares vistas al bravo mar Cantábrico que ha tallado en la isla acantilados, túneles y arcos imposibles”, reseñan.

Y, aprovechando el verano, el calor y los rayos del sol que en esta época estival parece que van y vienen, no hay mejor forma de terminar esta aventura que con un buen chapuzón y degustando alguna de las delicias que nos da esta tierra. Si tenemos espacio en la moto, podemos llevar con nosotros una buena toalla, unas chancletas y un bañador, para poder zambullirnos en las playas que podemos encontrar en Bermeo o Bakio, aprovechando la ocasión para disfrutar de un paseo por estos dos pueblos llenos de encanto y para llenar el estómago en alguno de los muchos restaurantes y bares que aquí podemos encontrar, con visita obligada, entre otros, al museo del txakoli de Bakio, o al Arrantzaleen museoa de Bermeo. Y ya, tras aprovechar para ver atardecer desde la costa, podemos emprender nuestro camino de vuelta a casa con la sensación de haber pasado un día inmejorable.