Janirea Matilla vive en una buhardilla de 30 metros cuadrados, situada en la calle Hurtado de Amézaga de Bilbao. La joven creadora de la firma vizcaina Sweety Glory asegura que vivir en un piso de esas dimensiones tiene más ventajas que desventajas. “En un ti-ta lo tienes todo recogido”, apunta la diseñadora. Para Matilla vivir en una casa pequeña es muy cómodo, porque todo lo tienes a mano. “Dentro de mi desorden, lo tengo todo controlado”, dice.
La casa apenas tiene puertas, concretamente dos, la de la entrada a la vivienda y la que separa la cocina del baño; ni paredes, ni huecos donde, como explica Janire, “se pueda esconder nadie”. “Son miedosa y para mí tener una casita de 30 metros cuadrados me genera mucha seguridad”, se sincera. Desde su habitación ve perfectamente la sala y la televisión que tiene colocada en ese espacio. “Muchas veces en las casas hay huecos que no sirven para nada. Yo tengo todo lo necesario”, apunta.
Cuando entra a casa tiene el interruptor de la luz a la izquierda. Cuando la enciende toda la vivienda se le ilumina sin necesidad de poner más lámparas. “No hace falta poner muchas bombillas que den luz a las diferentes estancias. Según entro tengo la casa iluminada”, apunta. Solo tiene un armario en toda la casa. A pesar de ser pequeña, la casa dispone de luz natural y desde la ventana divisa la estilizada estructura del edificio Iberdrola. Además, desde la puerta de entrada, Janire ve toda la casa en una sola mirada, un detalle que le genera mucha tranquilidad. “La sala tiene dos ventanas, una exterior que desde ahí veo la Torre Iberdrola, tiene unas vistas mágicas, maravillosas. Y la otra da a un patio interior y como tiene una uralita clara, por la que también entra luz natural. La cocina también tiene otra ventana y el baño me da a un patio interior”, describe.
Para una persona miedosa como Janire vivir en un piso pequeño le proporciona, según apunta la diseñadora, “mucha paz y tranquilidad”. Y añade: “Ya sé que Freddy Krueger no va a estar esperándome en casa en ninguna esquina porque tengo todos los huecos bajo control”, dice entre risas. Sus padres tienen una casa grande y para una persona como ella no es fácil vivir en un sitio de tantos metros cuadrados. Por eso tener su casa bohemia de 30 metros cuadrados en Bilbao le maravilla. “Vivo feliz, tiene todo lo necesario para mí y mi perro, Sweety”, explica.
La casa que la ha decorado a su estilo, a su gusto y cuenta que no echa de menos tener puertas, ni un pasillo. “Las únicas puertas son las que van de la cocina a la sala y la de la entrada a la vivienda. De la sala a la habitación no hay puerta de manera que veo la sala tumbada desde la cama. Aunque la casa es pequeña, Matilla asegura que perfectamente entran seis personas. “En la sala me entran dos sofás y todavía hay espacio para echar un colchón en el suelo”.
En la cocina lo tiene todo a mano y a la hora de limpiar para ella es mucho más sencillo vivir en un piso de esas dimensiones. “Es muy fácil limpiar para quienes no nos gustan mucho los quehaceres domésticos”. Pese a las dimensiones, Janire asegura no haber sentido sensación de agobio. “Es mi cajita de cerillas”. Es su particular palacio donde ella es la reina. Ni si quiera echa de menos no tener mesa de cocina. Para el salón compró dos mesitas multifuncionales a las que les da diferentes utilidades y no ocupan apenas espacio. “No necesitamos tanto para vivir como pensamos”, concluye la diseñadora.