El Barcelona es la bestia negra de la Real en la Copa. El dato de que las cuatro veces que se han enfrentado en la final le ha derrotado es suficiente como corroborarlo. En la mente de todos, las dos últimas eliminaciones, sobre todo la de las semifinales con Jagoba Arrasate en la temporada 2013-14, con el penalti a Vela que hubiese supuesto la segunda tarjeta a Mascherano con el 0-0 en el marcador y la consiguiente expulsión de Iñigo Martínez por protestar nada más ponerse por delante el Barcelona y la de 2016-17, con derrotas en ambos duelos. Pero hay un envite a doble partido que pasó bastante inadvertido para muchos y que precisamente hoy cumple 33 años. Dos campañas después de la dolorosa derrota en la final del Bernabéu (y con un sorprendente KO de por medio con el Deportivo de Lasarte cuando estaba en Segunda que abría la veda), guipuzcoanos y barceloneses se volvían a ver las caras en cuartos de final, el mismo escalón que esta semana. En el partido de ida disputado en un Atocha abarrotado, la Real amagó mucho pero no estuvo entonada de cara a puerta y, en cambio, Julio Salinas aprovechó una mala salida de la zaga realista para anotar a puerta vacía tras un servicio impecable de Txiki Begiristain.
Nadie daba un duro por los de Boronat en la vuelta, menos aún cuando Bakero adelantó a los azulgrana nada más iniciarse el partido. Pero Aldridge, que se venía muy arriba contra los grandes, transformó poco después un penalti cometido sobre él mismo por parte de Aloisi que hoy en día hubiera supuesto su expulsión. Ya con una Real asentada y con mucha confianza en sus posibilidades, Mentxaka igualó la eliminatoria con un gran cabezazo a centro de Goikoetxea.
“ La Real no elimina al Barça desde 1980, también en cuartos, y no gana en Barcelona desde 1991 ”
Lo malo es que los realistas arriesgaron mucho con una defensa muy adelantada y cuando les sorprendían y rompían el fuera de juego era una ocasión manifiesta de gol. Laudrup puso las tablas nada más iniciarse la segunda parte, por lo que los de Cruyff estaban de nuevo en ventaja por su triunfo en Donostia.
Aldridge, que sorprendentemente desperdició un uno contra uno con Zubizarreta, igualó la eliminatoria con un cabezazo casi a puerta vacía gracias a un centro heroico de Fuentes. Así se llegó al final del duelo, que, de haber valido doble los goles fuera, habría certificado su pase a semis.
En la prórroga, otra vez Laudrup, en otro despiste visitante, firmó el 3-3 que, desgraciadamente, acabó siendo definitivo porque Goikoetxea no logró aprovechar un regalo de López Rekarte y disparó muy desviado.
Una pena, pero no hay que olvidar que el Barcelona acabó ganando esa Copa del Rey con la que salvó la temporada, entre otras cosas, porque en la final se impuso al Real Madrid por 2-0 con goles de Amor y Julio Salinas. La Real compitió los 210 minutos de la eliminatoria sin complejos y mirándoles a los ojos. Justo la misma actitud con la que volverá mañana al Camp Nou, a pesar de sus números catastróficos en el templo blaugrana. No elimina al Barça desde 1980, también en cuartos, y no gana allí desde 1991. Pero imposible no creer en un equipo que enamora y lleva nueve victorias seguidas...