Un año más las colonias de verano de la asociación vecinal Etxabakoitz Bizirik acogen a los niños del barrio. “Ofrecemos actividades infanto juveniles en el periodo estival porque aquí no existen”, explica Xabi Urrutia, miembro de la asociación. Con esta, ya van XXI ediciones. En esta ocasión se han apuntado 60 niños y niñas de 5 a 13 años y cuentan con un grupo de aproximadamente 15 monitores y monitoras de los que 13 son voluntarios. En el equipo, hay tres personas encargadas de dinamizar y coordinar los diferentes grupos de niños. Xabi cuenta que aunque en general son bastante jóvenes, van desde los 14 años hasta vecinas jubiladas . Son dinamita esas mujeres, no se cansan nunca”.
El año pasado, debido a la pandemia, tuvieron que cambiar la dinámica creando grupos burbuja que no compartían espacios, pero este año se están pudiendo juntar para hacer actividades comunes como ir a la piscina los días de calor, que este verano están abundando. Han establecido tres grupos en los que dividen a los niños por edades “txikis, medianos y haundis para poder hacer actividades adaptadas a ellos”.
Este año el hilo conductor, explica Xabi, “son los derechos de la infancia”. Los trabajaron hace años y esta vez vuelven a hacerlo. Para ello, organizan talleres, gymkanas, salidas, manualidades... El objetivo es “convivir y estar juntos unos con otros, hacer barrio”. Colaboran con la biblioteca pública y las piscinas de Etxabakoitz. Estas últimas, a pesar de ser privadas, facilitan a los niños la entrada de manera gratuita. Un claro ejemplo, como dice Xabi, de que “son los vecinos los que se ayudan entre ellos”.
“ "El objetivo es convivir y estar juntos unos con otros, hacer barrio" Xabi Urrutia - Etxabakoitz Bizirik ”
Al parecer, tampoco les queda otra, pues resalta que no cuentan con ningún tipo de ayuda por parte del Ayuntamiento. Aún así, “ahí estamos a tope. Funcionamos sin su apoyo pero tenemos el de todos los vecinos. Hay cantera, bastante relevo generacional”. Habla de potencialidad: “Los monitores han sido txikis y a los 14 años tienen que decidir si quieren ser pre-monitoras y con 16 monitoras. Han pasado por todo ese proceso de las colonias y no hace muchos años, entonces tienen muchas dinámicas y maneras de funcionar y de hacer barrio interiorizadas”. La propia asociación les ofrece la formación. El único requisito, explica, es “querer estar con los txikis de su barrio”.
Punto de encuentro
Considera que hacen una labor importante, pues crean “un punto de encuentro y de relación” en el que “los chavalicos pueden hacer cuadrilla, y también las monitoras”. Un espacio en el que, considera, “se generan unas sinergias muy chulas, eso es la convivencia sana”. Explica, además, que ningún niño se queda fuera por razones económicas, porque no es lo que les interesa: “no tenemos ánimo de lucro”. Por ello, cobran un precio simbólico de un euro al día, para poder financiar los materiales.