Un punto con sabor a derrota. Eso cosechó el Amorebieta en su visita al colista Alcorcón en un partido marcado por las urgencias de ambos equipos y que acabó en tablas después de que el conjunto alfarero lograra sobreponerse a un gol de Álvaro Peña en el minuto 91. Ver para creer. Con todo a su favor para sumar la segunda victoria consecutiva en LaLiga SmartBank y la primera a domicilio, los azules cedieron en la última acción del choque después de adelantarse hasta en dos ocasiones en el marcador, lo cual dejó con cara de circunstancias al colectivo, así como a Iñigo Vélez, quien optó por no repetir alineación a pesar de la goleada firmada ante el Valladolid en Lezama cuatro días antes.
Ozkoidi y Aldalur ingresaron en el once en detrimento de Seguín y Olaetxea, mientras que Larrazabal, iluminado de cara a portería, adelantó su posición para actuar como volante y afrontar con una mayor presencia en el área rival un choque que él mismo se encargó de desnivelar antes de la media hora de juego. Para entonces, una lesión muscular de Irazabal había obligado al técnico azul a mover ficha dando los primeros minutos de la temporada a Aimar, sustitución que precedió al 0-1.
Botó con veneno una falta lateral Larrazabal y, sin que ningún jugador lograra entrar en contacto con el balón, este se coló directamente en la portería defendida por Dani, cuya estirada a la desesperada resultó baldía. El Amorebieta, por delante en el marcador por segundo encuentro consecutivo, volvió a golpear primero haciendo gala de una ansiada y esperanzadora efectividad que no tuvo a las primeras de cambio el Alcorcón, que perdonó un mano a mano con Saizar en el tramo final de la primera mitad. Ganó la partida el veterano guardameta de Ibarra a Arribas tras un flagrante error de Arregi, quien dejó pasar el esférico de manera incomprensible habilitando al atacante madrileño, desacertado en la definición para alivio zornotzarra.
No tuvieron más sobresaltos los vizcainos antes del descanso, al que se llegó con un único disparo a portería por bando y, por ende, máximo acierto en el remate por parte de un aplicado Amorebieta al que no sentó bien el paso por los vestuarios. Los azules, aletargados, se transformaron para mal y regresaron con una marcha menos al verde, lo cual aprovechó el Alcorcón para ganar enteros y hacer buenos los dos cambios que introdujo tras la reanudación Fran Fernández. Uno de ellos, Juan Hérnandez, fue el encargado de poner las tablas tras un polémico y más que dudoso penalti de Larrazabal que detuvo Saizar en primera instancia. En el rechace, sin embargo, el propio lanzador, el más listo de la clase, capturó el balón al adelantarse a toda la defensa azul para devolver las tablas al luminoso y castigar la siesta temporal de un equipo que reaccionó con una doble sustitución de por medio a la hora de juego.
Volvieron a igualar en intensidad a su rival los vizcainos con San José y Olaetxea recién incorporados al choque, lo que redujo la sensación de agobio en las inmediaciones de Saizar. No terminaron ahí los movimientos de fichas de Iñigo Vélez, quien volvió a agitar la coctelera poco después con otras dos variaciones que provocaron un cambio de sistema al ubicar a Obieta como único delantero con Álvaro Peña atacando los espacios desde segunda línea. Bingo.
FINAL DE LOCURA
El plan a punto estuvo de salir a la perfección, pues el centrocampista bilbaino avisó primero con un disparo desde la corta distancia que se perdió por encima del larguero y perforó las redes de su exequipo en el minuto 91 con una inapelable volea con la derecha ante la que nada pudo hacer Dani. Pidió perdón Álvaro Peña en señal de respeto hacia la que fuera su afición, tocada y casi hundida ante lo que se presumía una nueva derrota, pero no fue así. En la última jugada del partido, con el Amorebieta achicando agua en la búsqueda de tres puntos que ya acariciaba, llegó el empate. Marc Gual, tras un barullo dentro del área que los azules no supieron resolver con éxito, superó a Saizar salvando así un punto para el colista de la categoría y evitando que los de Iñigo Vélez sumaran los tres.
La cita, no en vano, tocó acto seguido a su fin con varios jugadores azules tumbados sobre el césped con las manos en la cabeza por los dos puntos perdidos sobre la bocina, un duro golpe para un equipo que volvió a mostrarse efectivo en el remate, pero demasiado blando atrás para desesperación de Iñigo Vélez, muy molesto con el cierre de un encuentro que tuvo el final más amargo posible.