Un quiero y no puedo del Athletic ante el Real Madrid

La parroquia rojiblanca asistió anoche en San Mamés a un ejercicio de impotencia. Uno más, pues ya van unos cuantos tras la reanudación del campeonato. Lo intentó por todos los medios el Athletic, que volvió a pagar cara su falta de finura en los metros finales para intentar hincarle el diente a un Real Madrid al que le bastaron dos chispazos, dos remates de muchísima calidad, para decantar el otro clásico de la liga, por mucho que haya gente empeñada en hacer de menos la cita anual entre bilbainos y madrileños. La clarividencia en el remate que sí tuvieron dos fueras de serie como Karim Benzema y Toni Kroos le faltó a Nico Williams para haber puesto la igualada en el marcador mediada la segunda mitad. Solo en el segundo palo, el menor de los Williams no encontró portería.

El Athletic - Real Madrid, en imágenes Oskar M. Bernal

Lo del Athletic fue un quiero y no puedo. Empezó con chispa, muy enchufado, hasta que el Madrid comenzó a dormir el partido, moviendo el balón de una banda a otra mientras lo perseguían seres voluntariosos ataviados con camisetas de rayas. Para colmo, el equipo de Carlo Ancelotti, todo un señor, no como su pupilo Vinicius, que es totalmente antagónico al italiano y se gusta perdiéndose en rifirrafes absurdos con los rivales, se encontró con la genialidad de Benzema y el conjunto rojiblanco acusó muchísimo el golpe.

No hubo más señales del Athletic hasta la segunda mitad. El Madrid esperó a su presa cerca de su área, sin correr demasiados riesgos mientras la afición trataba de combatir el frió con los arreones de su equipo, que fueron varios, aunque sin acierto. Marcó Iñaki Williams, pero la acción se invalidó por fuera de juego, y su hermano tuvo el empate. No acertó, como en el primer tiempo el debutante Aitor Paredes, que se topó con una genial respuesta de Thibaut Courtois para evitar que los leones se adelantaran en el marcador. Acumuló centros y más centros el Athletic, muchos de córner y alguno que otro en faltas laterales, pero sin claridad en el remate, no hay manera de marcar. Menos aún a un equipo de la talla del Real Madrid.

En ese ejercicio de impotencia que fue casi toda la segunda parte, por mucho que Ernesto Valverde tratara de buscar soluciones realizando hasta tres cambios al mismo tiempo, algo insólito, todo siguió por el mismo camino.

El Athletic se quedó compuesto y sin novia, plantado en el altar pese a su ímpetu y las ganas que demostró sobre el verde. La falta de gol es ya una evidencia. Son siete los partidos sin marcar en liga cuando aún no se ha completado la primera vuelta. El problema, además, se acentúa cuando los leones actúan como locales, pues han sido incapaces de hacerles un solo gol a Mallorca, Espanyol, Atlético de Madrid, Osasuna y Real Madrid cuando estos han visitado La Catedral. Tampoco vieron puerta frente a Barcelona y Betis lejos de Bilbao. Para colmo, en sus cuatro últimos partidos solo han marcado un gol, el de Sancet en el derbi ante la Real, que no sirvió para nada además.