Durante los Sanfermines del año 2019, la Policía Foral detectó un dron que sobrevolaba el recorrido del encierro, generando un riesgo para las personas que se encontraban en tierra. Los agentes pudieron localizar al piloto, un ciudadano estadounidense, al que obligaron a aterrizar el aparato para evitar que se produjesen males mayores.
Aunque la presencia de drones en el espacio aéreo es aún muy minoritaria, el Cuerpo autonómico ya lleve años trabajando en la vigilancia de los cielos de la Comunidad Foral a través de su Grupo de Apoyo Tecnológico. Entre sus últimas adquisiciones, se encuentra un sistema antidrones que permite inutilizar los vehículos aéreos no tripulados e, incluso, forzar su aterrizaje automático en condiciones de seguridad.
El dispositivo está integrado por un módulo dotado con cuatro antenas, que tienen un alcance de más de 10 kilómetros –según la orografía–, y un maletín que es el centro neurálgico del sistema. “Las antenas trabajan en distintas radiofrecuencias y permiten localizar los drones que están en su radio de alcance. Además de localizar los vehículos no tripulados y dar la ubicación exacta, el sistema también localiza la estación de control del dron, es decir, a la persona que lo está pilotando”, explica Dani Cano, jefe del Grupo de Apoyo Tecnológico de la Policía Foral, quien recalca que “cualquier vuelo por encima de aglomeraciones está prohibido. Ni siquiera las Policías lo hacemos, volamos por encima de los edificios”.
El salto cualitativo del sistema adquirido recientemente es su capacidad para dificultar e, incluso, desactivar el funcionamiento de los drones mediante la pulsación de un simple botón. “El sistema de inhibición actúa sobre el GPS que llevan equipados la mayoría de los drones. Así, podemos crear interferencias que hacen que el piloto pierda control sobre su vehículo no tripulado, de modo que al percibir dichas interferencias, lo lógico es que finalice el vuelo y proceda a su aterrizaje, una vez que le devolvemos el control del aparato”, señala Cano.
Si no fuese así, el sistema permite inutilizar por completo la estación de control del dron, obligándolo a realizar un aterrizaje. “Si el piloto no optase por recuperar el dron, podemos inhibir totalmente el control y forzar que el dron aterrice de forma automática, en condiciones de seguridad, o podemos dejarlo estático en el aire. Para tomar una decisión de esta naturaleza, siempre habrá que evaluar la situación concreta, para evitar riesgos mayores”, expone Cano.
Aunque el uso de drones detectado en Navarra es eminentemente lúdico, la utilización de vehículos aéreos no tripulados está en expansión y las posibilidades son muy amplias, al igual que sus riesgos. “Debemos estar preparados para futuras amenazas y los drones pueden entrañar una serie de peligros. Contar con este sistema nos permite intervenir para garantizar la seguridad de un entorno”, finaliza Cano.