El símbolo T. Esa es la clave por la que los filólogos Javier Velaza y Joaquín Gorrochategui determinan que el texto hallado en una mano de bronce en Irulegi es el más antiguo que se ha encontrado hasta ahora en lengua vascónica, antecesora del euskera actual. Para ellos, las cinco palabras de esta pieza “mágica y excepcional” del siglo I a.C. son “indudablemente vascónicas”.
La primera palabra, sorioneku (afortunado), se puede entender sin problemas desde el euskera actual. El significado de las cuatro restantes no se ha podido conocer hasta el momento, pero los filólogos aseguran que son vascónicas siguiendo varios argumentos. En primer lugar, hay que explicar que el texto está escrito en un semisilabario, como todas las escrituras paleohispánicas que hay en la Península y como todos los derivados del fenicio y del griego. Así, se emplean silabogramas para algunas combinaciones de consonante y vocal y fonogramas para vocales y algunas consonantes.
Después, el texto tiene dos símbolos r, lo que indica que no es celtibérico ni galo. Tan solo podría tratarse del ibérico o de un idioma local. Y ninguna de las 3.000 inscripciones encontradas en ibérico se parece a esta. La clave definitiva la da la presencia del símbolo T, que no sale en el ibérico, pero sí aparece en dos monedas vasconas de Nafarroa (ontikes y unambaate). Para Velaza y Gorrochategui, ya es suficiente la presencia de esta T para hablar de un sistema de escritura propio adaptado del ibérico.
Los vascones utilizaron el semisilabario del ibérico, lo adaptaron a su lengua incluyéndole características propias y lo emplearon para escribir su lengua, el vascónico. Además, la Mano de Irulegi demuestra que los vascones estaban alfabetizados, algo que estos autores ya venían barajando en distintas publicaciones desde hace años.