La fecundidad en Euskadi ha registrado una "ligera recuperación", aunque con una edad media a la maternidad más elevada. Los últimos datos del Eustat revelan que la fecundidad se halla en límites "excepcionalmente bajos" en términos comparativos ya que en 2021 el promedio se sitúa en 1,25 nacimientos por mujer, media décima más que en el año anterior, pero por debajo de los 1,50 que se dan en la Unión Europea, con el último dato de 2020 y muy lejos de los 2,7 nacimientos de media habidos en 1976 y de los 2,1 necesarios para el reemplazo generacional.
El índice más bajo se observa en el territorio histórico de Bizkaia con 1,17 nacimientos por mujer, mientras que Araba llega a 1,30 y Gipuzkoa se sitúa en 1,34.
En base a los Indicadores para el análisis de los fenómenos demográficos es de prever que una mujer media tenga 0,63 primeros nacimientos, lo que supone que un tercio de las mujeres no tendría ningún descendiente, mientras que 0,46 sería segundos nacimientos y 0,16 nacimientos de orden tercero o posterior. En este caso, menos de dos de cada diez mujeres alumbrarán un tercero o posterior nacimiento, un descenso del 79% con respecto a 1976.
Las vascas tienen una elevada edad media de maternidad, que se sitúa en 33,2 años, más de dos años por encima de la Unión Europea, con un último dato de 2020, y 4,6 años más que en 1976.
Araba presenta una edad media algo más baja que los otros dos territorios y se sitúa en 33 años, mientras que en Bizkaia y en Gipuzkoa llega a los 33,2 años.
Esperanza de vida
La esperanza de vida en Euskadi en 2021 no recupera los niveles de antes de la pandemia, de tal forma que la de los hombres ese año se situaba en 80,7 años, la misma que un año antes, pero una décima menos que la de 2019, mientras que la de las mujeres aumenta en una décima, y alcanza los 86,4 años, pero supone dos menos que la de 2019.
Este descenso es debido a la sobremortalidad provocada por la pandemia del covid-19 en 2021, dado que si no se hubiera dado este aumento de la mortalidad, la esperanza de vida habría llegado a los 81,7 años en los hombres y a los 87,2 en las mujeres, lo que supondría 9 décimas más en los hombres y 6 décimas más en las mujeres, que en 2019.
No obstante, esta disminución de la esperanza de vida entre 2019 y 2021 está lejos de la que se ha dado en el conjunto de la Unión Europea, que ha sido de 1,3 años en el caso de hombres y de 1,2 años en las mujeres, hasta alcanzar 77,2 años para los varones y 82,8 años para las féminas.
La esperanza de vida a nivel estatal ocupa uno de los primeros puestos entre los países europeos, aunque es ligeramente más baja que la de la de Euskadi, cuatro décimas para los hombres y seis para las mujeres.
Tanto los hombres como las mujeres de Euskadi han experimentado un incremento de su esperanza de vida, a pesar de "algunos altibajos". De este modo, atendiendo a los indicadores observados en 1976, con 69,6 años y 76,9 años de esperanza de vida para hombres y mujeres, respectivamente, la esperanza de vida de las mujeres se ha incrementado en 9,5 años y la de los hombres en 11,1 años.
Los hombres han ganado tres meses más de vida cada año transcurrido hasta alcanzar los 80,7 años, mientras que las mujeres se han beneficiado de 2,5 meses más por año y han llegado a los 86,4 años. La diferencia entre las esperanzas de vida de ambos sexos se ha reducido a 5,7 años, desde la máxima de 8,7 que se dio hace 27 años.
Los tumores constituyen la principal amenaza a los años de esperanza de vida y si se consiguiera su eliminación completa, los hombres prolongarían su vida 3,9 años y las mujeres 2,8 años.
Si se realiza la comparación incluyendo la esperanza de vida libre de covid-19, con 86,1 años en hombres y 90,2 en mujeres, el aumento en los hombres sería de 5,4 años y menor para las mujeres, de 3,8 años.
Más leves son los detrimentos provocados por las causas externas de defunción, que restan ocho meses de vida a los hombres y cuatro meses a las mujeres, cifras que se reducen en el caso de los accidentes de tráfico a solo un mes para los hombres y una cantidad inapreciable para las mujeres.
La combinación de la ausencia de las causas externas con la de muertes por covid-19 produciría un aumento de 1,8 años en la esperanza de vida de los hombres y de 1,1 años en la de las mujeres.
Matrimonios
El porcentaje de primeros matrimonios que acabarían por celebrarse conforme a las tasas de nupcialidad de 2021 ha alcanzado al 31,7% de los hombres y al 33,6% de las mujeres.
Estos índices son muy inferiores a los de 2019, que a su vez fueron los más bajos desde 1977, debido a las restricciones a causa del covid-19. En los hombres el descenso ha sido de 15 puntos porcentuales y en las mujeres de 16,9.
El organismo ha informado de que se supone que los niveles de nupcialidad en 2021 han sido extraordinarios y sería previsible que los matrimonios aplazados en este año se recuperaran en los años siguientes. El análisis de la nupcialidad indica que sigue incrementándose la edad al matrimonio.
La edad media al primer matrimonio es de 38,6 años para los hombres y 36,7 años en el caso de las mujeres, superior en 1,2 años para ambos sexos respecto a la de 2019, lo que supone un aumento importante, ya que en las últimas décadas el incremento era de dos o tres meses entre un año y el siguiente.
Se constata, además, una considerable concentración de matrimonios en determinadas edades. En apenas 10 años, entre los 30 y los 39, se casa el 50% de los hombres y el 49% de las mujeres.
Emigración
En promedio, un habitante de Euskadi realizará casi cuatro emigraciones a lo largo de su vida, lo más frecuente es que la emigración tenga un carácter intraprovincial y que el municipio de destino se sitúe en el mismo territorio que el de origen, algo que sucede en más de la mitad de las migraciones.
De nuevo en promedio, a los hombres le corresponden 1,6 emigraciones con destino a fuera de Euskadi, que representan un 40% del total, mientras que las mujeres realizan 1,4 emigraciones de este tipo, que suponen un 38% del total.
Por territorios se da una diferencia bastante acusada en los hombres entre Bizkaia y Araba: Araba tiene una media de emigraciones de 3,3, mientras que Bizkaia llega a 4,2 por persona. Gipuzkoa se sitúa en el término medio, con un número de emigraciones de 3,9. Estas diferencias en los hombres se deben a la movilidad intraprovincial, que en Bizkaia tiene 2,4 movimientos, mientras que los hombres de Araba tienen solamente 1 movimiento de media.
En los movimientos entre los territorios destaca Araba, con 0,5 movimientos por persona, el doble de los que se dan en Bizkaia (0,2). Gipuzkoa se sitúa en el medio con 0,3. Las mujeres presentan las mismas relaciones, pero con unos índices menores.
Entre las mujeres, a medida que aumenta la distancia de la emigración, se incrementa la edad media y las que emigran fuera de Euskadi son las que tienen más edad, con 35,5 años, y si se mueven dentro del mismo territorio, lo hacen con 33,3 años de media. Esta misma situación se da entre los hombres, pero con edades medias más elevadas.
Los más jóvenes son los que emigran dentro del territorio con 34 años de media y también los más mayores son los que se desplazan a fuera de la Comunidad Autónoma, con 36,3 años.
En los cambios de residencia dentro del propio municipio, los que presentan mayor movilidad son los hombres y las mujeres alavesas, con 4,8 de media para ambos sexos, a distancia de Bizkaia y Gipuzkoa, con unas medias en torno a 4 traslados por persona.
Si se suman las emigraciones y los cambios de domicilio, los cambios de residencia para ambos sexos, ya sea dentro de su municipio o fuera del mismo, serían de 8.