Un triunfo para ganar tranquilidad

El Alavés B se impuso ayer por 3-1 al Tarazona en un partido marcado por la expulsión de un jugador visitante. Hasta ese momento, la matinal estaba igualado pero la doble amarilla de Gnali en cinco minutos desniveló la balanza a favor de los vitorianos. Es una victoria importante en el objetivo del Miniglorias de salir de la zona baja. Y un dato que invita al optimismo es que se trata de la segunda victoria consecutiva de los blanquiazules en Ibaia.

La primera parte fue muy igualada. Los pupilos de José Manuel Aira, quizás atenazados por su delicada situación en la tabla, salieron con menos tensión que su rival y con excesivas precauciones. En cierta manera olió la sangre el Tarazona, un conjunto con mucha más confianza, que adelantó líneas y cuyo buen juego en los primeros minutos tuvo premio, en concreto el gol de Mendes a los nueve minutos de juego.

El tanto desperezó definitivamente a los blanquiazules, que pusieron una marcha más y mejoraron en la presión en el centro del campo, lo que se tradujo en que empezaron a recuperar más balones y ganar pelotas divididas. Así, el partido se equilibró. El Alavés B había igualado la contienda pero no le dio para crear ocasiones claras de gol. Pero el primer paso ya estaba dado, el filial empezó a jugar más en campo contrario y su rival apenas llegó a la portería defendida por Rodríguez.

La mejoría de juego de los locales también tuvo su recompensa. Guti empató el partido pasada la media hora con un buen disparo cruzado desde fuera del área con el que superó al guardameta visitante Dorronsoro. Era un gol para que dar tranquilidad a los alavesistas pero dos minutos después se llevaron un susto morrocotudo porque el extremo del Tarazona Carrasco se sacó un disparo desde la frontal del área que se marchó rozando el poste. Entonces, quedaba por ver si los de José Manuel Aira mantendrían esta mejora en la segunda parte y podrían plasmarla en el marcador.

El segundo acto empezó movido y en la primera jugada el meta del Tarazona Dorronsoro tuvo que ser atendido tras recibir un golpe. Parecía una declaración de intenciones del filial babazorro, que salió a muerte a por la victoria. Hablando de intensidad el que la puso y, en exceso, fue el jugador visitante Gnali, que vio la segunda amarilla en el minuto 57 por una dura entrada (había visto la primera cinco minutos antes). Esta acción acabó siendo decisiva en el devenir del partido porque pocos minutos después el Alavés B se adelantó en el marcador por medio de Marc Tenas, que remató al fondo de las mallas un centro de Joseda. Con ventaja en el marcador y un jugador más sobre el césped, la matinal se le puso muy de cara a los de José Manuel Aira.

Los blanquiazules no podían dejar escapar la victoria e hicieron una cosa muy buena, no confiarse ni fiarlo todo a conservar la renta. Los vitorianos aprovecharon para seguir atacando y en el minuto 70 anotaron el 3-1, otra vez un remate en el área de un Marc Tenas que parece haber recuperado la pólvora. Este gol fue el de la tranquilidad definitiva porque con dos goles en contra y en inferioridad numérica el Tarazona podía bajar los brazos. Pero nada más lejos de la realidad, el Miniglorias juntó y retrasó líneas con el objetivo de no dejar huecos al rival o eliminar la posibilidad de cualquier contra.

Esto hizo que, a pesar de jugar con uno menos, el Tarazona se fuera a buscar el gol. Y llegaron al área los aragoneses porque, pasado el minuto 80, reclamaron un posible penalti sobre Mendes y en el minuto 88 Rodríguez tuvo que detener un disparo cruzado de Iván Martínez. Pero todo estaba a favor del Alavés B que no dejó que el Tarazona se metiera en el encuentro.