El Año Nuevo chino no llega el 1 de enero como sucede en la civilización occidental, sino que no tiene una fecha concreta al depender del calendario lunisolar y puede caer entre el 21 de enero y el 18 de febrero. Siempre es el día de la luna nueva más próximo al día equidistante entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera del hemisferio norte. Y ese día equidistante varía entre el 3 y el 5 de febrero. Si la luna nueva se produce en ese día, ese sería el Año Nuevo. Si no, hay que buscar el día más cercano a esa fecha con luna nueva.
La cuestión es que en nuestro 2023, el Año Nuevo chino, que para ellos es el 4721, cayó el 22 de enero y suponía el tránsito entre el año del tigre, que en la astrología china simboliza el poder, y el del conejo de agua, que es el emblema de la longevidad.
En el zoo Linfen de la provincia china de Shanxi (al norte del país, al oeste de la capital, Pekín), quisieron escenificar la transición de un año a otro juntando sobre una mesa a un conejo y a un tigre que, pese a ser pequeño, era bastante más grande que el conejo.
La idea no parecía la mejor y los hechos lo demostraron. Aunque los animales estaban en brazos de trabajadores del zoológico, cuando los posaron sobre la mesa sucedió lo inevitable: el tigre se abalanzó sobre el conejo, al que probablemente vio como una presa fácil con la que llenarse el estómago.
El vídeo, que se ha hecho viral en las redes sociales, se corta cuando el felino se encuentra en pleno ataque, aunque según afirman medios locales el conejo sobrevivió a la ofensiva del tigre. Por suerte el año que viene es el año del dragón, con lo que no será fácil que encuentren uno para juntarlo con un conejo.