Actualizado hace 8 minutos
Una mujer de 93 años ha puesto fin en los últimos días a una situación que la ha tenido inquieta durante varios meses. La mujer, que sufre demencia y pese a su edad y estado de salud vive sola en una pequeña casa unifamiliar del barrio El Sereno de Los Ángeles (California, Estados Unidos), llevaba bastantes semanas escuchando ruidos extraños que llegaban de debajo de su vivienda, principalmente por la noche.
Cada vez más intensos
Lo primero que pensó es que se trataría de un perro o algún otro animal que había encontrado un hueco por las paredes o se había introducido por el subsuelo hasta instalarse en algún lugar que utilizaba como casa o refugio. Pero últimamente tenía la sensación de estar escuchando una voz humana, aunque sus familiares estaban convencidos de que sería algún animal.
Esos ruidos se hicieron mucho más fuertes hace diez días, sobre las nueve de la noche. Sonaban como golpes, según relató un yerno de la anciana a la BBC. No parecían ser sonidos producidos por animales. Así que hicieron caso por fin a las sospechas de su madre y decidieron llamar a la Policía en busca de saber lo que pasaba, para que la mujer pudiera vivir con tranquilidad.
Un hombre desnudo
Cuando los agentes llegaron a la casa descubrieron un hueco en la pared, de aproximadamente medio metro de altura, bastante oculto por unos arbustos que hay en el pequeño jardín que tiene la vivienda. Y dentro se encontraron a un hombre desnudo, que al parecer llevaba unos seis meses viviendo ahí y que era el causante de los ruidos nocturnos que escuchaba la señora.
Resuelto el enigma, restaba sacar al hombre de ahí, y no fue una tarea nada fácil, ya que se negaba a salir. Tras varias horas en la que la Policía, que conversaba con él, no consiguió que abandonara el agujero, ni siquiera intimidándolo con perros, finalmente lo logró en torno a las 4 de la madrugada, empleando para ello gases lacrimógenos.
Trasladado al hospital
Cuando los agentes y bomberos desplazados entraron en ese pequeño habitáculo encontraron dentro comida y mantas, lo que les llevó a pensar que llevaba bastante tiempo viviendo ahí.
El hombre, de 27 años, fue detenido y trasladado en ambulancia al hospital para ser tratado de los efectos de esos gases lacrimógenos. La familia se plantea ahora cerrar ese hueco para evitar que pueda repetirse la historia en el futuro con otra persona o con un animal.