Las redes sociales tienen tanto poder que muchas personas viven de ellas. Influencers, streamers y creadores de contenido que cuentan sus vidas y consiguen millones de seguidores, lo que les permite que las marcas se interesen en ellos para que las anuncien. De ahí que sea muy importante llamar la atención para tener repercusión, para distinguirse de otras personas que publican contenido similar. Y esa carrera por destacar lleva a situaciones lamentables como la que sucedió hace unos días y que evidencia que la desinformación y las prácticas de dudosa ética tienen muchas vías por las que abrirse camino.
Simulando un acoso
La joven influencer Elena Gortari, que cuenta con 1,7 millones de seguidores en TikTok, subió un vídeo explicando una situación de acoso que supuestamente estaba viviendo. “Joder. No sabéis lo que me acaba de pasar”, comenzaba el vídeo fingiendo llorar. “Te lo juro, estoy temblando”, decía mientras movía su mano.
Entonces relataba cómo un señor de mantenimiento del centro en el que estudia se estaba acercando mucho a ella últimamente. Que se sabía la marca de su coche, la seguía en TikTok, conocía a dónde ir el siguiente fin de semana, e incluso el nombre de su calle. Y que la cosa se había complicado cuando sus amigos le dijeron que habían visto que en su teléfono móvil tenía un fondo de pantalla con una foto de la influencer. “Tengo unas ganas de llorar horribles”, afirmaba.
Patético final
Continuaba asegurando que tras contárselo a sus padres había decidido hablar con él para decirle que no volviera a acercarse a ella ni a preguntarle nada. Pero que cuando fue a hacerlo se quedó en shock al ver que llevaba una bolsa llena de pelo del color de Gortari. Y aquí llegaba el esperpento: “¿Qué pelo? El pelo que te estoy tomando. El pelo no, el pelazo que me deja a mí esta nueva rutina...”, afirmaba, cambiando radicalmente el tono para sonreír y promocionar una marca de productos para el cabello. “Mira qué liso, qué brillante me deja el pelo. Si te lo has creído, porfa, haz que en los comentarios parezca de verdad”.
Lógicamente, su vídeo se volvió viral rápidamente y recibió tantas críticas por frivolizar con un tema tan grave como el acoso (coincidió además que otra influencer había sido acosada recientemente) que tuvo que eliminarlo.
Vídeo de disculpa
Eso sí, fue capaz de subir un nuevo vídeo dando la cara y pidiendo perdón. “Después de horas de reflexión quiero pedir disculpas públicamente por inventarme una situación de acoso. Fue un error. El acoso no es un contexto para viralizar nada, ni mucho menos para generar engagement. Como es obvio no hubo una intención de herir, pero el resultado fue hiriente, ofensivo e innecesario. He confundido impacto con provocación y he cruzado una línea que no debería haber cruzado, y menos con el altavoz y la visibilidad que tengo en redes sociales”, afirmaba.
Tras asegurar que envió la idea creativa a la marca (Garnier) y que le dieron el visto bueno, volvía a asumir su error. “No sé en qué momento se me pudo pasar esto por la cabeza. Asumo mi error, tengo que ser consciente del altavoz que tengo, de la responsabilidad que supone y que hay temas por los que no se puede pasar. No se va a volver a repetir. He metido la pata”.