Polideportivo

Una crisis sin precedentes

Desesperación
Marinkovic, Raieste, Sedekerskis, Barrera y Costello, cariacontecidos durante la derrota contra el Fuenlabrada del pasado domingo. Foto: Área 11

La temporada 2021-22, si nadie consigue remediarlo durante lo que queda de campaña, lleva camino de ser una de las que peor recuerdo dejen en la memoria del baskonismo. Y es que el Baskonia está sumido en una de sus crisis más profundas de su historia reciente, rindiendo muy por debajo de las expectativas y del potencial que se presupone a uno de los históricos de la ACB y del baloncesto europeo.

La derrota sufrida contra el Fuenlabrada el pasado domingo ahondó todavía más en la profunda herida del cuadro gasteiztarra, que no ha dejado de tambalearse desde que comenzó el curso y que se ha encontrado con que a mitad de la temporada el único reto realista que puede abordar es el de clasificarse para el play off de la ACB e intentar dar la sorpresa como ya lo hizo en la campaña 2019-20. El tren para la Copa del Rey ya partió el mes pasado y solo las matemáticas permiten creer en la posibilidad de estar entre los ocho mejores de la Euroliga, opción inalcanzable a día de hoy y que requeriría de una remontada y un lavado de cara de dimensiones históricas para llegar a fraguarse, ya que con un balance de 7 victorias y 16 derrotas la realidad es que el Baskonia está fuera de la pelea.

Se hace difícil recordar una temporada peor del cuadro gasteiztarra en el siglo XXI, tanto por resultados como por las sensaciones que transmite el equipo sobre el parqué. Sumando los resultados de la competición doméstica a los de la Euroliga, este es la campaña más desastrosa del equipo en los últimos años, con un total de 17 victorias y 25 derrotas en estos momentos. O lo que es lo mismo, un porcentaje de victorias sin precedentes de solo el 40% para uno de los clubes más punteros del país en cuanto a historia, repercusión social, instalaciones y presupuesto.

SU PEOR EUROLIGA El balance de 10 victorias y 9 derrotas en la ACB, a pesar de que ha supuesto no clasificarse para la Copa del Rey, no es tan dramático en comparación con cursos anteriores. En la temporada 2019-20, sin ir más lejos, el Baskonia sumaba una victoria menos que ahora tras 19 partidos y ese año, después de que la temporada se paralizara por el covid-19, terminó alzando el título de campeón con Dusko Ivanovic al mando. Esas nueve victorias en los 19 primeros encuentros de fase regular también se repitieron en las temporadas 2013-14 y 2014-15, aunque en ambas ocasiones el Baskonia logró levantar el vuelo y clasificarse para el play off con un balance de 19-15, algo que está por ver si logrará esta vez.

Donde sí que no hay precedentes de un rendimiento tan flojo es en la Euroliga. Desde que la competición tiene el actual formato, con una fase regular en la que participan todos los equipos, el récord de partidos perdidos en total del Baskonia es de 16, cifra que alcanzó tanto en el curso 2019-20 (12-16), interrumpido por la pandemia, como en la pasada temporada 2020-21, en la que peleó por el Top 8 hasta la última jornada y que se cerró con un balance positivo de 18 victorias y 16 derrotas. Pues bien, este año ya se ha alcanzado esa cifra de 16 duelos perdidos –el balance actual es de 7-16–, y todavía restan 11 por disputarse.

CÚMULO DE CONTRATIEMPOS Es evidente que la planificación deportiva de esta temporada no ha sido acertada. El conjunto gasteiztarra tuvo que prescindir del entrenador elegido para dirigir el proyecto a mediados de noviembre, cuando la temporada no había hecho más que empezar, lo cual nunca es una buena señal. La llegada de Neven Spahija al banquillo tampoco ha solucionado las cosas y también se han tenido que tomar decisiones sobre la marcha para equilibrar la plantilla como los contratos temporales de Lamar Peters y Alex Barrera, a lo que hay que sumar la desvinculación de Landry Nnoko, el llamado a ser pívot titular, a principios de enero, a quien se sigue sin encontrar un sustituto. Apuestas como Baldwin, Marinkovic y Fontecchio han rendido por debajo del nivel esperado cuando fueron contratados, lo cual ha obligado a dar mayor protagonismo a otras piezas como Granger, Enoch o Costello, que llegaban con cartel de jugadores de rotación.

A pesar de ello, es cierto la fortuna tampoco ha sonreído a los gasteiztarras, que desde el inicio de la campaña han tenido que remar a contracorriente. La lesión de Alec Peters nada más arrancar el curso, una pieza clave por su capacidad de abrir la cancha, su experiencia y su conocimiento del juego azulgrana, ha sido una losa demasiado pesada para el Baskonia, así como la incorporación tardía de Fontecchio y Costello por las Olimpiadas. A ello hay que sumarle la lesión de Raieste y de otros jugadores que han tenido problemas físicos como Giedraitis y Costello. Por último, el brote de covid-19 de enero que afectó a prácticamente toda la plantilla y cuyas consecuencias todavía arrastra, llegó en el mejor momento de los vitorianos y desde entonces no han levantado cabeza. Eso sí, esto es algo que está afectando a todos los equipos del continente por igual.

Los malos resultados han tenido sin duda un impacto negativo en la moral de los aficionados y de los propios jugadores, pero lo realmente preocupante es que el Baskonia parece haber perdido su seña de identidad. No quedan en la plantilla apenas restos de ese carácter que tanto rédito le ha dado a lo largo de los últimos años. Que los alaveses sean el equipo que menos faltas por partido comete de la ACB con 17,9 y el segundo tras el Breogán que menos balones roba con 6,5 es un claro síntoma de la falta de intensidad defensiva baskonista, algo que también ha influido en que los seguidores no se sientan tan identificados con el equipo como en otras ocasiones. Aún quedan 26 duelos por disputarse entre ACB y Euroliga y el club tiene la difícil tarea de encontrar solución a una de las mayores crisis deportiva que se recuerdan en el Buesa Arena.

09/02/2022