Vida y estilo

Una crónica para un festival de leyenda

El cartel de este año nos ha traído grandes tótems que cimentaron el rock, sonidos folkies o la música americana

Dejamos La Ola antes de la pandemia con la esperanza de un regreso en tiempos mejores. Aquel bucólico rincón natural quedaría para siempre clavado en nuestra memoria gracias a las actuaciones de Van Morrison, Ian Anderson, Suzanne Vega, Steve Winwood, Alpha Blondy o Jeff Beck. El parón nos privó de las citas con Roger Hodgson o Eric Burdon y los achaques de la edad -son leyendas- de las de Alan Parsons o Canned Heat.

Regresó, tras el primer lustro, a la mejor cancha -por ubicación, comodidad y aforo- la del Bilbao Basket, para seguir haciendo un festival de altura. El Bilbao Arena, en este par de años, se ha consolidado como la casa de las leyendas. Cuando aún resonaba el eco de la voz y piano de Paul Carrack o del potente sonido de los Status Quo, se abrió el telón de la séptima edición de un festival ya imprescindible. Somos cada vez más los melómanos que necesitamos ver y reivindicar a los que construyeron nuestro universo musical. Indispensables, necesarios, inmortales… leyendas.

Un cartel evocador

El cartel de este 2023 no era tan proclive a las grandes audiencias, pero sí a los grandes tótems que cimentaron el rock, los sonidos folkies o la música americana. Dos Nikkis, jóvenes americanas Hill y Lane, que enamoraron desde Carolina con su voz y estilo. Willis Drummond demostrando que tras la muga el rock euskaldun es posible con un directo impecable. Uli Jon Roth derrochando virtuosismo y The Cult -qué brutal es la presencia de Ian Astbury- indispensables para entender el hard rock y lo que supone ser cima y referencia de los 80 en este siglo XXI. No faltó ninguno de sus hits, destacando y emocionando She sells sanctuary al ocaso del concierto. Vaya broche final para la primera jornada, vamos a por la segunda.

Con las ganas de Canned Heat

Tras la bajona de no ver On the road again a los Canned Heat y a pesar del intento de aplacar la pena por Luke Winslow-King (entendimos cómo se siente Carlos al suceder a su reina madre) el festival bajo un poco su temperatura (no la ambiental, y aquí va el primer recado a la estupenda organización, qué hacer ante las altas temperaturas, aunque sea un reparto de abanicos cañi). Suerte que un viejo zorro (leyenda por sí mismo) llamado Mike Scott lideró a The Waterboys que abrieron homenajeando a los Canned con un Let's work together que sonó encendido, como cuando Ferry y sus Roxys convertían el trabajo en stick. Tras ese arranque -y a pesar de perder la sutileza folki al ausentarse el mítico violín y acordeón- sonaron los clásicos Fisherman's Blues y el The whole of the moon, con el coro partícipe de los miles de seguidores que acudíamos a ese conciertazo de tardeo.

Tras el subidón -al que se sumaron por partida doble Luke y Lorelei Green- muchos nos planteamos (y aquí va la segunda sugerencia para Dekker, a quienes felicitamos por la organización) cómo se debiera estar al tanto para suplir las posibles bajas. Recuerden aquel fatídico historial del Zinemaldi donostiarra cuando cada Concha venía acompañada de un certificado de defunción, seguro que en Donostia hubo mesas de discusión para solventar los cada vez más que posibles imprevistos… o no. El recién conformado comité de sabios decidimos que no estaría de más tener una bala en la recamara: un toque exprés a un Kiko Veneno, a un Santiago Auserón, a un Mikel Erentxun o a una Aurora Beltrán, para que al grito de un calienta que sales pongan rumbo al Arena, a este coso musical de leyenda para darlo todo. Con Loquillo funcionó, no lo descarten. Tampoco sería descabellado en cada edición plantear un cabeza de cartel escondido que pudiera hacer las delicias del respetable, ¿se imaginan el anuncio, la misma semana del concierto, de la llegada de un Ali Campbell o una Cat Power que se sume al cartel?

La guinda con Chris Isaak

Pero terminemos con la guinda, que llegaría con un Chris Isaak sesentero, pero en plena forma -vocal y física-. ¿A quien sino le queda como un guante un traje de espejos a lo glitterball?, y ¿quién llega a esas progresiones o cambios de registro? (deslumbrante ese perfumado pero rudo Baby did a bad bad thing, que impactó a Kubrick, Kidman y Cruise… y que incluyó un guiño a 007, no olvidemos que Chris es también actor). El músico de la costa oeste americana dio un recital memorable, se acordó de la gente de Dale Candela -nunca la solidaridad sobra, abrazando incluso a su impulsor-, rememoró a sus mentores Elvis y Roy Orbison, y de los cinéfilos que se engancharon al sonido de su voz y guitarra en aquel Corazón salvaje de David Lynch, único ese Wicked Game. A los acérrimos nos alojó en el Blue Hotel, en esos espectaculares San Francisco days. Disfrutamos, disfrutó su banda y se permitió darse un baño de masas al recorrer la pista e interpretar allí en medio e íntegro uno de sus temas.

¡Qué grande, qué de leyenda se está haciendo este BBK Bilbao Music Legends Fest! Larga vida. Ahora sólo nos queda soñar despiertos, hacer la quiniela: apostar por Mark Knopfler o Brian Ferry, por Morrisey o El último de la Fila, por Stevie Wonder o Brian Eno. Que se note que somos de Bilbao.

Fernando Lorenzo Pérez

28/06/2023