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Una de cojos y mentirosos

El refranero lo ha inventado casi todo. En la lengua que sea, la sabiduría popular es tan descriptiva que pocos tratados de semántica van a enseñarnos a componer mejores descripciones de nuestro entorno. En castellano hay un refrán que dice que se le coge antes al mentiroso que al cojo y yo no puedo quitármelo de la cabeza cuando pienso en dos personajes a los que separarían miles de kilómetros físicos e ideológicos si no fuera porque les unen los lazos inquebrantables de la condición humana de ser unos jetas descarados: Alvise Pérez y Nicolás Maduro.

Al primero el seudónimo -su nombre es Luis Pérez Fernández, va usted a comparar sonoridad y marca exclusiva- no le sirve para ocultar la sospecha de haber protagonizado una estafa piramidal. Una estafa económica, se entiende, más tangible que la que le llevó al Parlamento Europeo de la mano de un número nada despreciable de alegres internautas que dejaron la silla de gamer por un rato para votarle . Ahora, hasta la ultraderecha europea le ha dado ya de lado y recibe más atención de la Fiscalía que de los eurodiputados.

El otro cojo alcanzado por la verdad es el presidente usurpador de Venezuela. Lleva tanto tiempo aplicando el sistema de retener el poder a base de arrestar, amenazar y forzar el exilio de quienes le ganan en las urnas que algunos siguen creyendo que la democracia es eso. Recuerdo las loas y aplausos de quienes se proclaman vanguardia de la izquierda, refugiados en la retención de los resultados oficiales de las últimas elecciones venezolanas. Algunos fueron como observadores neutrales, nada menos y parece ser que observaron con satisfacción el pucherazo.

Tuvieron el desliz de poner al Centro Carter, observador electoral independiente, como garantía de lo bien que el régimen chavista hace las cosas. Ahora que el Centro Carter ha puesto sobre la mesa las actas que acreditan la victoria electoral de la oposición, deberían dejar de silbar para otro lado.

Pero, de todo esto, lo tremendo es que no hay garantía alguna de consecuencias. Ni para el presunto faraón ultraderechista español que se habría construido su pirámide en el bolsillo, ni para el golpista venezolano ni para los votantes de Fortnite, ni para los blanqueadores de pufos electorales.

2024-10-05T08:15:22+02:00
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